¡ u n o !

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❝ La mano que mece a Peter Parker ❞

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Criado en el seno de una familia amorosa y ejemplar, Peter, un chico de casi nueve años es elegido para participar en el coro de la iglesia. Una noticia que ameritaba felicitaciones por parte de sus tíos, abuelos, primos y desde luego sus amados padres.

Solo Dios sabía lo mucho que él amaba a sus progenitores.

Nacer en ese tipo de hogar en el que a donde sea que voltees haya una cruz o una imagen de alguna divinidad, puede parecer molesto ¿no es así? Peter creía que era afortunado, pues sus ojos de niño le hacían ver las cosas tan inocentemente; no había maldad en su corazón, no habían impurezas en su mente, solo risas y fiestas con los niños de la parroquia.

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A la edad de doce años tuvo un primer amor, del cual se avergonzó tanto que escribió una carta para unos días después enterrarla en el patio de su casa. Era inútil, pues aquel amor estaba en el mismo coro que él. Su madre no perdió el tiempo y se dio cuenta de aquello, especulando que de quien se trataba era esa niña llamada Stacie; cuán graciosa fue la expresión de la señora Parker cuando su hijo le confesó que a él le gustaba el hermano de Stacie y no ella.

La reprimenda fue dura, lo bastante para enviar a Peter a Italia durante diez años.

Enclaustrado en un internado religioso para hombres, esa tentación de la que su madre y padre le hablaron seguía ahí en su mente. ¿Por qué no era normal como los demás? ¿No era que un hombre debía estar con una mujer? ¿Por qué su corazón sentía que eso no era lo correcto? Todas las preguntas posibles resonaban en el corazón de Parker, necesitaba respuestas.

Antes de que se cumplieran los diez años de encierro (porque para él, eso es lo que era), uno de los párrocos le informó a Pete que sus padres y abuelos habían fallecido en un accidente de avión.

¿Y ese amor que se suponía Dios tenía para todos? ¿Dónde estaba y por qué decidió abandonarlo de esa forma? ¿Dónde mierda quedaron esas plegarias de mantener viva y sana a su familia? Estaba enrabiado.

La encargada de sacar a Peter de ahí fue su tía May. Ella se quedó con la custodia del chico, agradecía a quien sea que estuviera arriba por no haberlo dejado en manos de sus otros tíos. Regresar a Queens le dio tanta nostalgia que después del funeral pasó noches enteras llorando por la ausencia de su madre, padre y abuelos.

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Su intento de comenzar desde cero luego de casi dos años con depresión estaba resultando medianamente bien, ahora era un joven de casi veintitrés años y se adentraría a cursar la universidad. No era por presumir, pero él tenía el mejor promedio de aquel internado. Entrar a un colegio fue fácil y conseguir una beca que cubriera la mayoría de los gastos también lo fue; así May no tenía que preocuparse por trabajar hasta la madrugada para pagar la colegiatura.

Una buena noche, esa "noche de tacos" como ambos solían llamarle a los viernes, fue donde tocaron temas que eran un poco sensibles.

—Tú, Peter —el nombrado dirigió la mirada hacia ella, pasando un bocado de su cena—. ¿Sigues enojado con Dios?

El chico se notaba un tanto incómodo con la pregunta pero quizá no era incomodidad sino miedo a responder.

—¿Por qué lo estaría, huh?

—Ya sabes... uno de los sacerdotes me dijo que antes de que salieras del internado te escuchó gritando cosas como esa.

Y de inmediato el flashback de él llorando a mares por la noticia de sus familiares, pateando y maldiciendo a Dios por no hacerlos eternos, se hizo claro en su mente.

—Yo no estoy enojado con él. Ya no —trató de sonreírle, fue difícil.

—Oye, si quieres volver a tu vida religiosa, deberías decirme ¿De acuerdo? Aquí cerca sigue estando la iglesia a la que asistías, ¿la recuerdas?

El chico asintió levemente, una oleada de recuerdos atacaba su pecho y sentía el ya conocido nudo en la garganta que le amenazaba con hacerlo llorar; tuvo una infancia linda y esa iglesia era solo una memoria más que se quedaría intacta.

—Iré mañana, antes de llevar mis últimos documentos a la universidad ¿Okay? —achicó sus ojos en una sonrisa.

Entre ir o retractarse estaba su decisión, seguramente lo sobre pensaría toda la noche.

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Con ojos de búho por haber dormido solamente dos horas, Parker se dirigía con genuino entusiasmo al recinto religioso donde pasó las mejores experiencias de su niñez. Consigo llevaba una mochila donde estaban resguardados sus documentos de inscripción en un folder.

La fachada de la iglesia permanecía intacta, más vieja desde luego, pero era la misma.

Un momento, ¿Qué era eso que había leído? ¿Por qué los folletos y la publicidad mencionaban tanto a Satán? ¿Y esas cruces invertidas? Profundizó la mirada dentro del lugar y lo que vio lo dejó perplejo.

Ya no era un templo de Cristo, ahora era... otra cosa.

Su curiosidad era la de un gato, así que caminó por la iglesia que tenía pinta de haberse vuelto satánica; estaba observando las imágenes, el color rojo predominante en todo el lugar, el pentagrama, las enormes cruces invertidas. ¿Tenía miedo de lo que veía? Desde luego.

—¿Qué hace una persona como tú aquí, niño?

La cabeza de Peter volteó hacia todos lados, buscando el origen de esa voz.

—Uhm, yo solo pasaba por este rumbo —dijo sin tener certeza de a quién le estaba respondiendo.

Los pasos de aquella voz empezaban a oírse más cerca de él, alertando todos sus sentidos; volteó hacia atrás y se encontró con un hombre vestido con una túnica roja. No podía ver bien su rostro hasta que el extraño se retiró el gorro enorme de su cabeza.

—¿Eres satanista? —cuestionó el hombre de aparentemente treinta o cuarenta años.

—No señor, no lo soy —con sinceridad le respondió. Observó cómo el contrario asentía con una mueca indescifrable.

—Sal de aquí si es que estás buscando el anterior culto que se establecía en este lugar. Lo que tú buscas está a dos cuadras, pasando la tienda de comestibles.

—Perdone que pregunte pero, ¿usted es...?

El extraño le extendió la mano derecha, Peter la aceptó con cordialidad.

—Soy el sacerdote de este lugar, mi nombre es Anthony Stark —el apretón de manos continuó un rato más luego de decirle su nombre—. ¿Y cuál es tu nombre, niño?

—Oh, yo me llamo Peter. Peter Parker, señor.

Ambos soltaron una risita por darse cuenta de que todavía mantenían sus manos unidas, al finalizar las presentaciones, se deshizo el contacto.

—Bien, gracias por la información —dispuesto a salir de ahí, escuchó su nombre ser llamado por el sacerdote—. ¿Si, dígame?

—Ten un lindo día, Peter.


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Primera vez publicando Starker, ojalá salga bien;;

-KH.

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⏰ Última actualización: Apr 08, 2022 ⏰

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Angel or devil | Starker [Tony Stark & Peter Parker].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora