El aire corría libre por la sala y sin embargo se sentía un calor sofocante; la luz estaba a su nivel de intensidad normal, pero era dificultoso ver; no había ningún sonido, pero algo apenas perceptible era fastidioso; no había nada que alterara el ambiente pero se percibía una perturbación aterrorizante en él.
En la sala se encontraba el gerente del cine: un muchacho de una test no muy morena pero si bronceada, delatando su gusto de ir a la playa cada cierto tiempo; su forma de pararse, llena de confianza, hacía juego con su nada despreciable 01:75 de estatura; sus ojos cafés claros y brillantes podían ver perfectamente sin sus gafas para leer, esas gafas, por cierto, le encantaban y las tenía puestas aún sin necesitarlas; hablando de accesorios, su cabello rapado por los lados y largo de arriba estaba escondido bajo su boina de golf, cara y fina, que usaba no sólo para esconder el largo de pelo, si no para esconder el mechón teñido de rojo de este mismo.
El gerente, que estaba en la sala diez de aquel cine de la plaza san Antonio, estaba pálido ante lo que podía ser una aparición fantasmal...
Momentos antes el gerente, un muchacho de 23 años, recorría los pasillos de aquel cine que estaba vacío, pues ya eran las 11 de la noche y habían cerrado temprano.
Cargaba consigo su radio portátil:
-Pues ahí está su mecías de izquierda -se escuchaba en la radio- su «demócrata» que no puede aceptar los resultados de la elección y ahí lo tienen. En un acto de: locura, porque no tiene otro nombre, Obrador se auto proclama presidente de la República y secuestra, porque no tiene otro nombre, el zócalo de nuestra ciudad.
El gerente solo sonreía mientras hacía gestos de desaprobación ante la noticia. Al cambiar de estación perpetuamente se escuchaban premisas variadas: «en 11 días le estaremos haciendo un homenaje a Daniel García Arteaga ¡el huracán Ramírez! A prácticamente, un mes de su fallecimiento» se escuchaba en una estación; «y sobre todo la comunidad LGBT celebra como un paso adelante la aprobación de la ley de convivencia» se podía oír en otra; «Cansada de besar sapos tiene su estreno el 20 de diciembre de este año. Y hablando de películas: el mexicano Guillermo del Toro fue nominado a seis premios Oscar, como lo oye ¡seis!, por su película, el laberinto del fauno... » decían en una tercera.
El gerente prestaba una atención mediana a su radio y otra a las salas; solo entraba y daba un vistazo rápido; no era de los que hiciera su trabajo al «aventón», de manera irresponsable, pero en esta ocasión iba muy sobre cargado:
Su pesada mochila estaba llena de libros escolares que nunca tenía oportunidad de pasar a dejar en su casa. Jamás revisaba las salas con la mochila puesta. Siempre lo hacía con su elegante y formal traje de gerente: que en esta ocasión no llevaba puesto ya que nadie usa el uniforme de trabajo cuando termina su turno y, al menos por ese día en el que cerraron temprano, quería hacer las cosas normales y fáciles. En lugar de su conjunto laboral traía unos vaqueros desgastados, una playera azul, era nueva, aunque nada escandalosa a comparación de aquella boina que últimamente siempre llevaba puesta; encima llevaba su chamarra azul marino que era gruesa pero no estorbosa; lo único costoso y de marca que llevaba consigo mismo era esa boina café que no era parte del uniforme pero por alguna razón su superior siempre lo dejaba llevar puesta.
Al llegar a la sala cuatro algo llamó su atención, había una cosa muy extraña en el piso.
Era, aunque el chico no tuvo oportunidad de averiguarlo más adelante, lo que con el paso de los años se conocería como un teléfono inteligente y, posteriormente, sólo un teléfono viejo. Su carcasa tenía un color gris opaco que para tan solo dos décadas más adelante sería considerada anticuada.
Al fijarse bien en aquel aparato de 10×7 cm halló el nombre Lubezki grabado en cursiva más abajo del lente fotográfico trasero. Lubezki, esa famosa compañía nacional que estaba compitiendo en el mercado de los teléfonos; había más: arriba de ese nombre en color verde fluorescente estaba una pequeña caricatura de una bocina de teléfono📞
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Mi muerte.
Mystery / ThrillerLa legendaria pandemia del 2020 obliga a Armando Arellano, un estafador mediocre, a estar encerrado en su departamento; sin nada más que hacer que debatir en redes sociales y quejarse sobre lo monótona que era su vida aún antes de la cuarentena. E...