Capitulo 19

22 0 0
                                    

Me levanté temprano esa mañana, elegí un vestido gris, largo hasta mis tobillos y un chaleco de color vino opaco, me bañe y me arregle, una vez que estuve lista fui a la pieza de Marc a revisar la maleta que traía cosas para nosotras, la maleta de cuando volvió, del día de la iniciación.

Encontré muchas cartas, de las cuales dos decían mi nombre, tome una de ellas y la leí, decía que lo sabía todo, sabía que había traidores, sabía que estábamos en peligro, pero más halla de todo eso, lo que llamó mi total atención fue el final:
<<Hermanita, mi pequeña flor, un sacrificio vale más que mil muertes, era yo o tu, ellos no aceptarían a nadie más y yo no podía permitir que tu murieras, no podía permitir que fueras tu en lugar de mi, nunca me lo hubiese perdonado, estoy feliz de mi decisión, quiero que digas algunas cosas el día de mi funeral: "Cada vez que nos caemos, nos podemos levantar, aún que nos sintamos perdidos, podremos salir, en el tiempo que tarde, pero saldremos. Ser fieles a nosotros indica ser fieles a nuestra gente, ser verdaderos defensores de lo que somos, me llamo Marc y me conozco a mi mismo, se que defendí a los que amo, porque eso me hace feliz, no se preocupen por mi, yo se lo que hago, se lo que hice, no me arrepiento, cumplí con lo que yo quería y defendí con todas mis fuerzas lo que valoraba".>>

Me quede pensando en ello, el lo sabía todo, Marc prefirió morir por mi, para que no fuera yo, eso dio vueltas en mi cabeza, definitivamente cumpliría su último deseo.

Baje y mi madre estaba preparando desayuno, me senté en la mesa a esperar, mientras aún pensaba en la carta de Marc y sonó el timbre.

Abrí la puerta y enseguida al ver su imagen parado frente mi puerta levanté ambas cejas -¿Tu qué haces aquí?- le pregunte seca.

-Yo... Jessie no puedo seguir así, vine a verte, ¿Cómo estas?- pregunto con cuidado, estaba vestido con un pantalón negro y una camisa semi abierta gris.

-Mirame- me di una vuelta sobre mi lugar -Estoy bien-

-No me refería a eso-

-¿Que esperabas?, no quiero verte, no me importa si te sientes mal, culpable o lo que sea, NO TE NECESITO- lo último lo recalque bastante, esperando que el lo entienda.

-Jessie...-

-Jessie nada, vuelve por dónde viniste y déjame en paz- el miro hacia adentro de la casa, donde estaba mi madre, salí de ella y cerré la puerta -Y sabes muy bien que no me refiero a ahora en este momento, me refiero a un principio, no deberías haber vuelto- tan fría, con tanto odio salió esa frase, que dudé de haber sido yo quien la dijo, sonrió apenado y suspiró antes de hablar.

-Por favor Jessie, yo...- rápidamente lo interrumpí.

-Ya veté- el asintió de forma triste.

-Te extrañe- dijo antes de girar he irse.

-Y yo a ti- dije en un susurro, para que el no escuche.

•••••••••••••••••••••

Me pare a hablar -Aún puedo escucharlo diciéndome que hacer- hice una pausa, en la que sonreí recordando -No se cómo explicar la verdadera intención de mi hermano, pero su último deseo fue que yo les leyera algo que el dejo escrito, algo que nos dará la fuerza necesaria para poder seguir, porque ese día murió un hermano, un amigo, un hijo y un líder- seguí hablando y leí la carta, ya estaba por finalizar, cuando al fondo lo veo, ¿Qué hace el aquí?, estaba parado junto a Adam, el cual tenía sus ojos clavados en mi, sin embargo no pude reaccionar, ¿Porque vino?.

- "Adam, nunca olvides de dónde viniste, aquí siempre habrá espació para ti"- Adam comenzó con una frase que mi hermano le dijo, pero no logre escuchar nada más, no podía concentrarme y trataba de mirar hacia atrás disimuladamente, el problema es que no lo conseguía.

De pronto recordé a Mario, me sentía tan mal por ser quien cumplió su condena, la condena de un traidor, reglas son reglas, pero ¿Tenia que ser yo quien las hiciera cumplir?.

Término la ceremonia y la curiosidad me mato, entonces sin darme cuenta ya estaba cerca del final, donde aún estaba el señor cuya presencia me extrañaba.

-Hola, yo... Lo siento mucho- fui lo más sincera posible, de verdad lo sentía, el parecía tranquilo.

-No te preocupes, no vengo a eso, se que mi hijo los traiciono, se las reglas y se que debía suceder, pero es mi hijo, que haya hecho eso no cambia las cosas, tu tuviste piedad, no dejaste que siguiera sufriendo, de alguna forma te agradezco, si no eras tu hubiesen sido ellos- sonrió apenado y en sus ojos se ocultaban lágrimas.

-De verdad me arrepiento, pero dijo que no venía a eso, ¿A qué vino?- dudosa pregunte muy bajito, de todas formas escucho.

-A ver a mi hijo- dio unos pasos y se alejó dándome la espalda.

Lo había olvidado, hoy también sería el funeral de Mario, pensar en el, solo me hacia sentir peor, yo era una asesina, y aún así su padre no me tenía rencor, no podía dejar las cosas así, no podía seguir sintiéndome así.

-Necesito tu ayuda- Ana me miró dudosa y temerosa.

-¿Qué sucede ahora?- susurro, llamamos la atención de mi hermana, quien trataba de pasar desapercibida.

-Hay que hablar en otra parte- la tire del brazo lejos de todas las personas.

•••••••••••••••••••••

-¡No puedo creer lo que me estas diciendo!- sonreí de lado, pero confundida -¡¿A caso te volviste loca?!- me encongo de hombros y ella gruñe, de verdad le había caído muy mal la noticia, la idea que se me dio al momento de hablar con el padre de Mario.

-Es sólo que me siento culpable y yo quería remediar la...- me interrumpió gritando aún más fuerte de lo que antes lo había hecho.

-¡¡¿¿Culpable tu??!!- cuándo Ana estaba así, me ponía muy nerviosa -¡¿Pero que rayos te pasa?!, ¡¿Te escuchas cuando hablas?!-

-Si... Si me es... Escucho- tartamudee un poco, me ponía muy nerviosa.

-Amiga no te entiendo, ¡¡EL MATO A TU HERMANO!!, el fue, y no lo veo pidiéndote perdón- eso que dijo me enfureció tanto, pero no en contra de el, sino que en contra de ella.

-¡¿Qué rayos ME sucede?!, ¡¿Con qué cara preguntas eso?!, ¡Obviamente no me pidió perdón si esta muerto!, ¡¡YO LO MATE!!, ¡Soy una asesina!- al gritar eso, su cara se desfiguro, parecía asustada, enojada y mil cosas más -¡Si Ana, OÍSTE BIEN, SOY UNA ASESINA!, y se muy bien que el sí se arrepentía, el se arrepintió, ¡¿Tu qué rayos esperabas de mi?!, ¡¿QUÉ FUERA COMO TODOS USTEDES?!, ¿Qué mate a alguien y que no me importé?, no soy así, y no se sí lograré serlo, si no me quieres ayudar, ¡PUES BIEN!, lo haré sola- le di la espalda caminando muy rápido y dando pisadas fuertes, dejándola ahí, sola, no se a donde iba, pero camine tan enojada, que seguramente mis pasos se escuchaban hasta en China.

N.A: Hola, disculpen la demora, primero estuve castigada y después tuve una pequeña laguna mental de escritor, había hecho el capítulo y no me gusto, así que lo cambie, y ahora traigo el nuevo editado, espero les haya gustado como a mi y que sigan disfrutando de la lectura... Besos😊

Tu silencio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora