En dedicatoria a @lourdmilarez
No hacía mucho tiempo desde que la familia Rengoku logró mudarse a la gran ciudad de numerosos vecindarios, pero fue sorprendente que un omega lograra ser su vecino.
Toda su vida Urokodaki vivió rodeado de vecinos alfas y betas, pero esta era la primera vez que tenía un vecino omega.
Los alfas de la cuadra babeaban por la idea de saber como sería la apariencia del vecino, porque de lejos solo pudieron sentir ese fuerte aroma a canela. La mayoría de los alfas no reconocían que ese aroma se asociaba a los omegas hogareños, aquellos que ya tenían una cría o una camada. Para su sorpresa, el vecino no fue la excepción.El día en que el omega llegó junto con el camión de mudanzas logró ver que se trataba de un omega de altura promedio a un beta masculino, pero poseía una apariencia bastante peculiar. Ojos perfilados color amarillo y naranja, extravagantes junto a esos cabellos rubios frondosos que tenían degrade naranja a rojo en las puntas. Le recordaba a los tempura. Una apariencia que no se veía dos veces en la vida, o eso pensó hasta que logró ver los hijos del señor, ¡eran una réplica exacta de ese!
Sakonji supuso que los dos menores eran omegas como el mayor, pero para su sorpresa descubrió que el mayor era un alfa, mientras que el menor era un beta. Las actitudes de los tres miembros de esa familia contrastaban bastante, pero la más llamativa era la del padre, Rengoku Shinjuro. El sujeto no poseía ninguna actitud digna de un omega. La sociedad establecía que los omegas eran sumisos, de cuerpos endebles y carácter dulce, pero este hombre era todo lo contrario. Poseía un cuerpo digno de todo hombre dominante, aunque con ligeros rasgos que denotaban que él fue el encargado de dar a luz a sus dos crías; un mal carácter que parecía explotar fácilmente como un volcán en erupción; finalizando con la apariencia agraciada, desde la vestimenta mal colocada hasta los tenues vellos que se ubicaban en las piernas como en la barbilla.Algunos de los alfas interesados en el vecino omega decidieron darse marcha atrás ante la apariencia y el fuerte carácter del omega, pero algunos decidieron quedarse, entre ellos, él. Era irracionable que un hombre como él, alguien parsimonioso, estuviera interesado por el vecino nuevo. Sin duda alguna era mayor que el señor Rengoku, aunque no tanto como para declararse anciano ante su adverso.
Todos los días fueron calmados desde que llegó la nueva familia al vecindario. No había disturbios por parte de esa, mucho menos problemas, hasta que sucedió eso.
Ese día todo transcurrió con normalidad. Urokodaki siguió su rutina de siempre, mientras que Giyuu y Sabito se iban a sus entrenamientos al dojo que no se encontraba en sus clases matutinas; se sentó en la escalinata a la entrada de su hogar mientras poseía una taza de té verde en sus manos. Uno de sus pasatiempos era sentarse fuera de su hogar a la mañana para ver hacia afuera mientras bebía té. No era una rutina que todas las personas tuvieran, pero él lo realizaba.
Llevó la taza a sus labios para dar un sorbo, pero al escuchar un gran grito ahogado de la casa de al lado, por inercia dejó caer la taza al suelo, dejando que la misma se destruyera en mil pedazos.
Rápidamente, guio su mirada hacia un lado, observando hacia la casa de la familia Rengoku. Agradecía poseer su máscara, porque si no su semblante parsimonioso mostraría un ligero deje de preocupación. Fue desconcertante escuchar un sonido como ese a esa hora en el vecindario. La calma de su interior se quebrantó, y supo que ya tenía que actuar. Abandonó todo y fue con paso apresurado hacia la casa de al lado.Tocó la puerta con calma, esperando algún sonido que indicara que alguien siguiera en la morada. Para su gran sorpresa logró escuchar una serie de pasos y luego como la puerta era abierta, mostrando la silueta de Shinjuro, quien parecía estar más desalineado que nunca. Sakonji juraba que si su semblante calmado pudiera distorsionarse en sorpresa bajo su máscara, ya lo hubiera hecho. Shinjuro poseía una imagen febril; sus cabellos parecían estar más despeinados y esponjosos que de costumbre; una mirada cansada acompañada de un tenue rubor que cubría sus mejillas; la respiración agitada acompañada del sudor que empañaba toda su piel... El sujeto estaba claramente en un periodo de celo.
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Somos buenos esposos
FanfictionSerie de one-shots con diversas ships. En todas los integrantes de la familia Rengoku serán pasivos (ukes). En la primera página pueden dejar en comentarios que ship les gustaría con ellos y las pautas para pedirlas.