𝐀𝐑𝐂𝐀𝐍𝐄 - 𝑫𝒊𝒓𝒕𝒚 𝑨𝒏𝒊𝒎𝒂𝒍𝒔 [En Pausa]

𝘝𝘪 (𝘐)

ɴᴏᴡ ᴘʟᴀʏɪɴɢ: BAD BLOOD ᵇʸ ᵀᵃʸˡᵒʳ ˢʷⁱᶠᵗ

Las calles de Zaun, peligrosas, sucias y misteriosas. Muy pocos se animaban a entrar sin temor a ser asaltados, o incluso asesinados. Los robos estaban a la orden del día, era la ley del más fuerte. Te adaptas o te adaptan. Hace apenas unas semanas Raven había llegado a Los Carriles, la vida le había dado una patada en su orgullo. Era perteneciente a Piltover, a nada de ser una vigilante pero sus orígenes fueron tomados en cuenta a la hora de otorgarle tal puesto. Los años de preparación se habían perdido por un rechazo, alguien del consejo la consideraba un peligro. La zaunita, desde su llegada a Piltover se había sentido presionada, juzgada, solo por ser del otro lado del puente. Su antiguo hogar no la había recibido con los brazos abiertos, muchos sabían de su historia y como su familia había optado por dejar las tierras del Brillo.

La primera semana había sido un huracán de emociones. Tras ser desterrada de Piltover, y rechazada por sus mismos padres, se encontraba débil emocional y físicamente. Los asaltos habían sido pan de cada día en aquella semana, poco a poco comenzó a recordar su infancia y como era vivir en aquella tormentosa ciudad. Con esfuerzo y los pocos ahorros que tenía, rentó una habitación donde planeaba como sobrevivir a la mañana siguiente. El trabajo en poco tiempo se volvió una travesía, apenas conseguía alguno de medio tiempo debido a los bajos sueldos, solo duraba unos meses. Soportar la renta era una lucha constante, por lo que opto por los robos pequeños, el intercambio y los trabajos sucios.

La mañana había golpeado su ventana de nuevo, era un nuevo día, fin de mes. Debía juntar el dinero necesario para pagar y aguantar la renta un mes más. Al levantarse de su cama bostezó, su cabello estaba despeinado y en su rostro se mostraba un claro desgano. Aquellos hermosos ojos estaban cansados, con ojeras, sin ese brillo tan especial que muchos decían que tenía. Observó su cuarto, no creía donde había terminado, más era su realidad y la debía aceptar tarde o temprano. Tomó su ropa, aquel cuerpo escultural fue abrazado por las telas negras. Agarró una daga que se encontraba debajo de su almohada y la guardo debajo de sus ropas, quería evitar conflictos el día de hoy pero nada la frenaría si tuviera que sacar su arma. Esa sensación de no ser de ningún lado le comía los pensamientos, quería volver a su casa con su familia en la Ciudad del Progreso, más sabia que hacerlo era terminar con una bala o en prisión. Se observó por el reflejo de la ventana, quizá su apariencia no sea la mejor para trabajar en una oficina pero si para conquistar corazones. Abrió la puerta, fue recibida por el murmullo de las calles. Colocó su capucha sobre su cabeza, guardó sus manos en sus bolsillos y caminó. Su mirada estaba fija en el frente, no quería cruzar miradas con algún malparido. Por su cabeza se pasaron múltiples opciones de que hacer para sobrevivir, y el nombre del hombre del brillo apareció. Silco, era una de sus opciones, volverse parte de su bando. De solo pensarlo el estómago se revolvía, más no quería seguir viviendo como rata de cloaca.

Caminó, y caminó hasta pasar por una avenida llena de puestos de comida y otras cosas, como venta de animales extraños. Al pasar por el frente de uno de estos puestos, una voz se le hizo familiar. Con un leve movimiento miró por encima de su hombro, un cabello rosado oscuro fue lo primero que vio. Analizó un poco sus facciones, dudaba de que se tratara de quien creía, pero aquellos ojos azules la terminaron de convencer. Se escondió detrás de un pequeño realce de una pared tratando de calmar sus pensamientos. Si, era la persona que creía. Su corazón comenzó a acelerarse, la última vez que había visto a esa mujer fue unos días antes de la muerte de Vander y de eso habían pasado años. Eran apenas unas niñas, pero junto a ella había pasado los momentos más hermosos y emocionantes. No había sido decisión suya estar del otro lado del puente, sabía que esto de seguro había generado cierto rencor en Vi. Volvió a mirar, esta vez sus miradas se cruzaron por unos breves momentos. Rápidamente se escondió, pudo distinguir la curiosidad en su contraria, no quería que la viera y que menos supiera a donde se dirigía. Con precaución salió de su escondite, y comenzó a caminar, miró por última vez viendo que aquella intimidante mujer no iba sola. Había alguien a su lado, y a pesar de que el ropaje no coincidía con ella, sabía que era Caitlyn. Al observar por última vez, notó que la pelirosa se estaba acercando a ella. Su corazón se detuvo pero sus piernas no, quería evitarla no sabía que podría pasar. Si todo Zaun la repudiaba, Vi no debería ser la excepción.