Una flor salvaje.- Cap 1

358 20 4
                                    

Perséfone, hija, ayúdame con estas últimas cosechas.- dijo Demeter a su hija Perséfone. - Claro madre, ya voy.- respondió de inmediato la chica.

Perséfone, también conocida como Kore, hija de Demeter, es diosa de la primavera, tiene apenas dos décadas, su cabello es rojizo e indomable como el fuego, le llega por la cadera, es ondulado y siempre lleno de flores, viste con un simple vestido de tirantes verde que le llega por las rodillas, las cuales siempre están rojizas a causa de estar todo el día tirada por el campo, lleva unas sandalias iguales al color de su vestido, y no es muy alta, mide sobre el metro sesenta.

Pero su rostro, su rostro es el más bello jamás visto, Afrodita debe estar celosa, Perséfone tiene los ojos verdes grandes y llenos de vida, unos labios pomposos rojizos y sus mofletes son adorables, sus pecas y su tez blanca dan el toque final a esta obra de arte. Aunque su rostro no es lo único que es de envidiar, tiene un cuerpo pequeño que parece que se la va a llevar el viento, Céfiro, con pequeñas curvas acorde con su edad, pechos pequeños/ medianos, muslos grandes en comparación de su pequeña cintura y manos finas y pequeñas.

- Es hermosa, la deseo.- suspiro Hades escondido detrás de uno de los árboles cerca de la diosa, llevando el casco de invisibilidad para que no sea visto por esta.- Ojalá ella se fijara en mi, pero claro, ¿cómo lo haría, como una hermosura como ella se fijaría en alguien como yo? Por eso, paso de intentar hablar con ella, no quiero que se ría de mi si le declaro mis sentimientos.- dijo hades marchándose camino a su reino, el inframundo.

Hades, tambien conocido como Aidoneus, hijo de Cronos, dios de la riqueza y señor de los muertos, tienen miles de años, su cabello es negro así como el abismo, se lo recoge en una coleta baja que le llega por mitad de la espalda, viste con ropajes caros pero simples, casi siempre oscuros, de la mejor calidad y mas elevado coste, pero siendo dios de la riqueza no es problema, un rey tiene que vestir bien, lleva unos sandalias griegas negras, es muy alto, ronda el metro noventa.

Aunque Hades no se considere para nada guapo, de hecho, si lo es, tiene unos ojos un poco rasgados color negro, que parece que te vas a perder en ellos, unos labios finos color crema, facciones bien definida y tez muy muy pálida. Es muy delgado, pero un poco musculoso, aunque con la ropa no se le nota, manos grandes y finas, se le notan los huesos, espalda grande y cadera medianamente pequeña.

Cuando Hades volvió al inframundo, fue directamente a su dormitorio, no tenía ganas de trabajar, y mucho menos de hablar con nadie, tumbado en su cama una idea le rondaba la mente, como una frase que se repite una y otra vez, solo que va aumentando su volumen, hasta que ya es imposible no escucharla; "Hazla tu reina, haz que sea tuya, solo tuya, y de nadie más, haz que ella te salve como solo ella podría hacerlo, hazla tu reina", Hades se levanto de golpe, y se dirigió a la ventana, posando sus manos en la espalda.

- La quiero, la deseo, la haré mi reina, cueste lo que cueste.- dijo el rey mirando al vacío.

Mientras tanto, la diosa se acercó a su madre, Deméter, para preguntarle algo.
- Madre, como ya sabe, mañana es mi cumpleaños numero 20, y para celebrarlo me gustaría visitar el Olimpio y conocer a otros dioses, y tal vez...
- ¡Perséfone! Ya hemos hablado de esto, es muy peligroso para ti ir allí, no necesitas conocer a otro dioses para ser feliz, me tienes a mi, y a las ninfas, que mas quieres.
- Pero madre, al menos déjeme ir a conocer otras praderas, esta ya me la se de memoria, quiero ver más flores.
- Todas las flores que necesitas están aquí, no existen mas, te lo aseguro.
- Madre por favor, déjeme ir, ya no soy una niña pequeña.
- Esta bien , si eso te hace feliz, puedes ir conmigo y con algunas ninfas a una pradera cercana.
- Madre, yo me refería a ir sola.
- Pues entonces olvídate.
- Pero madre...
- ¡Perséfone no seas insolente!

Demeter dijo esto ultimo y apuntó al cuarto de Perséfone, en señal de castigo, esta, gruño y se fue, cuando Perséfone llegó se hecho a llorar en se cama, pensando que nunca conseguiría escapar de su madre, su sobreprotectora madre, después de tanto llorar a la diosa se le cansaron los ojos y finalmente se durmió.

Lo que Perséfone no sabía es que el destino tenía preparado algo para ella, y para el rey del inframundo.

Hades y Perséfone. En el inframundo también crecen floresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora