Las vacaciones de un rey.- Cap. 12

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Hades llevaba desde que se casó con Perséfone sin tomar unas vacaciones, y las necesita urgentemente.

- Y eso es todo, el registro de almas se ha acabado, por hoy.- dijo Hécate.
- Gracias Hécate, no se que haría sin ti.- suspiró el rey cansado con la cabeza tumbada en el escritorio de la mesa de su despacho.
- ¿Qué que harías sin mi? Morirte, eso está claro.- respondió la maga con ironía.
- Puede, si no tienes nada más que decirme, retírate, necesito descansar o seré el primer Olímpico en morir.- contestó Hades sin moverse.
- Tampoco irías muy lejos de aquí.- Hécate se acerco a una de las sillas del despacho y se sentó.
- Tienes razón, tendría que trabajar hasta muerto, que agotador.- levantó la cabeza y miró a la maga.- Supongo que si te has quedado aquí es porque tienes algo que decirme ¿no?.- preguntó el rey.
- Si, tengo una solución para tu cansancio, ¿quieres escucharla?.- le propuso Hécate.
- Por los dioses, si eso es así te pondré un altar en cada rincón del inframundo.- respondió Hades desesperado.
- Pues ve preparando los materiales para hacer los altares, ya que los quiero de la mejor calidad.- sonrió la maga.

Hécate le propuso al rey que se tomara unas vacaciones, y este contestó: "si me tomo unas vacaciones el inframundo se caerá a pedazos, o no te acuerdas de la última vez, en mi luna de mil con Perséfone, casi destruís el orden de la vida y la muerte" la maga tenía una solución para eso, realmente efectiva y tentadora.

Macaría, la hija mayor de Hades y Perséfone, diosa de la buena muerte y de los bienaventurados, y secundaria del dinero y en ocasiones del invierno, la favorita del rey, y la heredera legítima al trono de este, apenas cuenta con ochenta décadas, y aún que para los nos mortales parezca mucho, para los dioses es una simple niña, y la edad que aparenta es mucho menor, ronda los quince años.

Es alvina, lo que implica una tez pálida y sin apenas colores en la piel, cabello blanco como la nieve que le llega hasta las rodillas y suele llevarlo suelto y ondulado, pero sus ojos negros iguales a los de su padre rompen con los estándares, ya que ser alvina no es considerado en estándar de belleza para los griegos, Macaría es una hermosa y exótica joven, que se viste con las más caras y hermosas ropas, la gran mayoría blancas, porta una guadaña blanca y delicada, y que por muchos pretendientes que tenga, su padre, Hades, la cuida como su más preciado tesoro.

Aparte de su innegable belleza, Macaría es considerada una de las más listas y astutas diosas, estando casi al nivel de Atenea, ya que fue educada para ser la próxima soberana del inframundo, y tiene un carácter calmado y familiar, es muy dulce y le saca una sonrisa hasta a las almas más tristes jamás vistas.

- Hécate, ¡¿me estás pidiendo que someta a mi princesita a la peligrosa y agobiante carga de gobernar el inframundo durante un día completo?!.- gritó el rey levantándose de su asiento y colocando sus manos sobre la mesa.
- Macaría tendrá que ser reina algún día, tómatelo como un descanso de tu trabajo y como una prueba para tu hija.- le propuso la maga.
- Mi princesita no necesita ninguna prueba para gobernar, está perfectamente cualificada para gobernar ella sola sin ayuda de nadie mejor que ningún rey.- le respondió Hades.
- No veo cual es el problema entonces.- dijo Hécate con mirada desafiante.
- Es solo una niña.- el rey se volvió a sentar.
- Te recuerdo que Perséfone tenía un poco más de dos décadas cuando la convertiste en tu reina y empezó a gobernar el inframundo, por lo cual, si Perséfone pudo, Macaría que es mayor de lo que era ella también puede.- la maga se levantó y señaló a la puerta.
- ¿Y si Macaría no quiere?.- preguntó Hades.
- Entonces tu habrás ganado.- respondió Hécate.

La maga y el rey fueron a buscar a Macaría para preguntárselo, esta se encontraba en la biblioteca con su madre.

- Oh Hades, Hécate, ¿ya habéis terminado la jornada de hoy?.- preguntó la reina.
- Si, y por lo que veo tú también.- respondió Hécate.
- Los campos Elíseos estaban tranquilos, últimamente no muere gente buena.- suspiró Perséfone.
- Si, y eso es aburrido, como tenga que soportar otro día más a las "amigas" de Melínoe haré que entren a los campos Elíseos antes de tiempo.- la princesa cerró el libro que estaba leyendo y miró a su padre.

Hades y Perséfone. En el inframundo también crecen floresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora