¿Qué es la seguridad?, ¿una habilidad que aprendes para poder aceptar tus propias inseguridades?, ¿una herramienta que te hará sentir mejor al socializar?, ¿o un empujón para acercarte a la persona que te gusta?. Yo creo que son muchas cosas, muchas preguntas, y que toda respuesta es totalmente correcta. O al menos, es lo que yo veo.
Luego del primer segundo día de universidad, de que en los posteriores días me llamasen el hijo de la directora, de que nadie se sentase conmigo en los descansos, me parecía... importarme una mierda. En mis anteriores años de estudiante, no estaba casi nunca solo, estaban mis mejores amigos de la infancia los cuales, por obvias razones acabaron saliendo juntos sin que yo supiese nada. Nunca lo entendí la verdad, hasta que los vi juntos, dándose besos, en un cine por donde vivía. En ese momento me sentí traicionado por parte de ellos, fue, como si no les hubiera importado contarme eso. Pero más pronto que tarde, empecé a distanciarme de ellos, al principio notaron la distancia pero al pasar un tiempo fueron dándole igual, incluso, en una ocasión, me peleé con ellos y no fue el mejor recuerdo que tengo de eso. Pero a la vez, la razón por la cual se alejaron de mí del todo.
—Hey Alan, ¿por qué te alejas tío?—
—Porque tienes novia, y no quiero molestaros.—
—No molestas Alan, entiendo que no quedemos mucho como antes, siendo los mejores amigos. Pero, si quieres quedamos esta tarde los tres. Fuera amor y dejar de lado, ¿okey?—
—¿Y que quieres que hagamos?—
—Pues podemos, ir al cine los tres, hoy echan una que puede gustarte.—
—¿Quieres que veamos los tres una película que me guste?—
—Claro. Así, podemos enmendar los dos nuestro error de dejarte de lado.—
—Vale, (suspiro) iremos al cine y veremos una película los tres.—
—Claro, ya verás como nos lo vamos a pasar bien.¿Y que fue lo que ocurrió?, Que no se presentaron. Leire y Marcus estaban en la casa uno de los dos, yo no lo sabía hasta que una persona que me cogió el teléfono de Marcus y me dirigí ahí. Cuando estaba en la casa, la persona que me abrió era Luis, que me dijo de que Marcus y Leire estaban en una habitación. Me explicó que habían montado una fiesta, me llevó a la habitación de Marcus y de ahí, fue cuando todo acabó para las dos amistades que tanto estaron conmigo.
—Pues aquí están.—
—Gracias tío.—
—De nada, (abre la puerta) oye Marcus, mira quién te ha...—
—(Los dos) ¡¡ALAN!!—
—Marcus.. eres un gilipollas integral.—
—¡Alan, espérame!—(En el salón)
—Alan, detente.—
—¡¡Para que!!, ¿¡para que me vuelvas a mentir!?—
—No no, íbamos a ir después de esto.—
—Mira, no me cuentes mierdas. Me voy.—
—No, espera (alza el brazo para ponérmelo en el hombro)—
—Marcus, lo siento (le pega un puñetazo), pero vete a la mierda.—Cuando le di el puñetazo. Me fui corriendo a mi casa, al llegar, no me pude aguantar más las lágrimas. Se lo conté a mis padres y ellos me entendieron, el resto de días y semanas, el teléfono de mi casa no paraba de sonar. No lo cogía, en las clases y salidas al recreo al principio intentaba Leire acercarse para disculparse en nombre de Marcus y de ella misma, luego, no se acercaba al ver ningún resultado alguno, me ignoraban cada vez más. Hasta el momento de parecer invisible de ellos.
En el cambio de ciudad, y universidad me ayudó muchísimo para ir olvidando todo lo que ocurrió entre ellos dos. Pero con el acoso, más que algunas de mi clase me empujaban por las escaleras por tener pintas de homosexual, pude por así decirlo a coger algo de confianza para no afectarme tanto. Lo que hacían esas chicas empecé a decirlo, pero no se lo dije a la directora si no a mi amor platónico. Mi profesor Samuel, pudo solucionarlo y bueno fue, algo que me alegró muchísimo de su parte.
(A la noche)
—Alan cariño. ¿Quieres que pida pizza de cena?—
—Claro mamá. Oye mamá, voy a hacer un trabajo de mientras, si ves que no salgo de mi cuarto es por eso.—
—Vale hijo, yo mientras voy a pedirla.—
—Genial. Te quiero mamá.—
—Y yo a ti hijo.Después de irme a mi habitación, cerré la puerta para ponerme a trabajar en el trabajo de filosofía. Al empezar a trabajarlo, no podía recordar la ayuda que me dio el profesor Samuel, de su cara, de sus ojos, de su cuerpo, de su entrepierna...
—Ay mierda.
Noté como mi entrepierna iba poniéndose dura, creaba un bulto que no se iría hasta que me distraiga o sienta la necesidad de bajarlo yo mismo. Cuando vi que no se bajaba, me planteé en tocarme pensando en él.
[Fantasía Sexual]
—Oye Alan, ¿tienes alguna duda?—
—Sí profesor. No me sale esta ecuación.—
—Que ecuación. Esta?? (coge mi mano y la pone en su miembro)—
—P-profesor, esto está mal.—
—Ah si??, (le hace bajar la cremallera, y luego mete al fondo del pantalón la mano)—
—P-profe..—
—Dime (me sonríe de manera perversa)—
—Esto está mal.Al decirle eso. Me levantó de la silla, me llevó a la pared y bajó mis pantalones, luego el bóxer, cuando me dejó la parte de abajo al desnudo empezó a sacar su miembro. Luego escupió en la mano, para lubricar su miembro, al hacerlo fue acercándolo para meterlo en mí. De eso, fue haciéndolo poco a poco hasta que empezó a embestirme de manera progresiva, me hacía gemir sin parar mientras me obligaba a tocarme.
—Ah papi, me gusta..—
Cuando lo iba haciendo notaba que no paraba de sentir como su miembro me rompía, y me abría. Fue más rápido, y yo tocándome, de eso noté que salía de él muchos fluidos, notaba cada vez más y más como me llenaba, mientras que el mío manchaba el suelo.
(Habitación)
—Ah, ah, ah... (respiraba agitado), esto fue.. entretenido..—
—¡¡Alan!!, ¡la cena!—
—Voy mamá.Tan pronto como pude, me tuve que limpiar. Todo para que no fuese al salón a cenar lleno de fluidos, y así, mi madre no me viese "normal."
De ahí vi que ese profesor era mi fantasía sexual favorita.
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¿Puedo Ser Yo?
RomanceAlan un joven de 20 años conoce al amor de su vida, quién es Samuel un chico de 27 años. Ambos sienten atracción sexual de manera mutua, pero no romántica porque no es un amor del cual poder desarrollarse, pero pasan los meses y conoce a Ian, un jov...