𝟮𝟬

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Los padres de Mina habían avisado a los demás y la divertida salida al cetro comercial se había convertido en un infierno para casi todos

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Los padres de Mina habían avisado a los demás y la divertida salida al cetro comercial se había convertido en un infierno para casi todos.


Los padres de Tzuyu, por ejemplo, la insultaban de todas las maneras posibles por haber estado pasando el tiempo con una chica y no con su prometido, que también estaba ahí.

—Se acabó. No voy a casarme con él y no van a obligarme.

Hecha una furia, salió de su casa y se dirigió a la de Sana donde pasaba algo muy distinto.

—¿Por qué nos nos dijeron que estaban saliendo con otras personas? Pensamos que no les importaba lo del compromiso porque no nos habían dicho nada.— Les cuestionaba su madre.

Sana y Yuta se habían visto sorprendidos por la apertura que tuvieron sus padres al ver que ambos eran homosexuales y que no se habían molestado cuando pidieron cancelar el compromiso.

—Pensamos que iban a molestarse.— Aclaró Sana mientras le salían algunas lágrimas.

—Hijos, los amamos sin importar como sean pero tienen que confiar en nosotros— Dijo el señor Minatozaki para luego darse un cálido abrazo entre todos.

Poco después sonó el timbre y Yuta no se sorprendió de encontrarse con una Tzuyu empapada por las gotas de la lluvia y con los ojos hinchados de tanto llorar.

—Sana está arriba en el cuarto de la derecha.— Le indicó y le ofreció una toalla para que se secara.

—Rompí el compromiso.— La voz de Tzuyu la sorprendió pero esa sensación fue rápidamente reemplazada con felicidad.

—Nuestros padres también quieren cancelarlo. Ya nos aceptaron a Yuta y a mí.— Explicó Sana con una sonrisa.

—Me alegro.

—Oye... si ellos no son capaces de aceptarte, nosotros podemos ser tu familia. Quédate aquí unos días.— Le ofreció a Tzuyu con una sonrisa mientras se acostaba y esta aceptó.

—Quiero que tú seas mi familia.

Sana se sorprendió por eso pero enseguida sintió su pecho cálido por esas palabras.

Tzuyu se acercó un poco más a Sana, acostándose en su pecho y la miró a los ojos con su característica sonrisa brillante.

—Te amo, Sana.

Entonces Tzuyu tomó la delantera para darle el primer beso a la mayor, tomándola desprevenida.

Entonces Tzuyu tomó la delantera para darle el primer beso a la mayor, tomándola desprevenida

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