III

230 19 3
                                    

— Ana, me estoy arrepintiendo de venir. —la mencionada me miró mientras rodaba los ojos, algo fastidiada.

— Te callas, igual no te costó nada, es mejor estar haciendo algo productivo a estar en tu casa rascándote una teta mientras ves televisión, ¿o me equivoco?

— Pues no, pero esto de pintar no es lo mío, simplemente vine a hacerte compañía. —me acomodé en el asiento mientras veía lo horroroso que había quedado el jarrón que pintaba en el lienzo.

— El usar pinturas de oleo es muy complejo y a la vez simple, este es un curso básico y aun así te andas quejando. —siguió centrada en el pincel mientras retocaba su pintura—. Deja de comparar tu trabajo con el de los demás y céntrate, solamente te falta concentración, el dibujo ya lo haz hecho bien.

— Ah, iré al baño. —me quité el delantal que tenía puesto y con algo de frustración me puse de pie para salir del local.

Mientras bajaba las escaleras para entrar al baño que se encontraba en el segundo piso, choqué con alguien que venía con aparente apuro.

— Oh, disculpa. —dije agachándome instintivamente a ayudarle con lo que se le había caído.

— Agh, fíjate por donde andas. —bruscamente se agachó a quitarme lo que había tomado, y sintiéndome herida me alejé poniéndome de pie. Rubio idiota, él fue que subió corriendo sin ver por dónde iba.

Sin decir nada seguí mi camino y entré al baño, le escuché decir algo más en forma de reproche, la verdad es que me importó muy poco. Ana me había arrastrado a este lugar luego de enterarse que ando de vacaciones, algún ligue que tiene le había dado dos pases pagados para un curso de pintura de oleo, o eso me dijo. No tuve problema con aceptar ya que me gustan las cosas nuevas y nunca está demás aprender algo, pero es la segunda vez que voy y se me está haciendo super aburrido, encima de que lo que estoy haciendo no me sale como quiero, eso me frustra.

Me eché agua en la cara, respirando profundamente. No hay de otra, a seguir.

Mientras subía las escaleras pensaba en lo que debía de arreglar de el disparate que había estado haciendo en mi lienzo. Al entrar mi mirada quedó en el lugar a mi lado, el cual había estado vacío en estas dos últimas lecciones, pero que justamente ahora había sido ocupado por una cabellera rubia que inmediatamente la vi me encendió la sangre. No puede ser, que cliché.

Tomé asiento y éste al sentir mi presencia dejó lo que estaba haciendo para mirarme detenidamente. Claramente le escuché bufar antes de seguir con lo mío, es fastidioso y maleducado, el descolorante le llegó al cerebro. Decidí ignorarlo por el resto del día para no generar algún conflicto, y para la próxima clase cambiaré de asiento con Ana. Me siento como una colegiala huyendo del bullying de la escuela y a penas lo conocí hoy, agh.

Comencé a tratar de corregir lo que sea que había comenzado a hacer en mi lienzo con la pintura. La tutora hace rato había salido a hacer una llamada, le eché un ojo al local y al parecer aún no había vuelto, seguro alguna emergencia personal, solo espero que no se haya ido sin avisar.

— Ana, ¿cómo lo ves? —ésta estaba muy cerca de su lienzo al parecer agregando detalles que solo ella podía ver, se alejo un poco para mirar el mío y de paso su mirada siguió hacia más atrás.

— ¡Oh! —alcé las cejas y volví la mirada a mi lienzo, luego a ella nuevamente—. ¡Eso está genial, cautivador! —movió su asiento hacia atrás y se puso de pie, ¿tan bien había quedado?— Increíble. —volvió a hablar con énfasis, pasó de largo y se detuvo del otro lado, mirando el lienzo del rubio que siempre parece despreocupado, no estaba hablando de mi—. ¿Qué es? Creo tener una idea pero se ve muy abstracto. —me ignoró a mi completamente y está hablándole al tipo, que idiota.

Oleo.  ||  M.YGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora