Desde lo mas profundo de mi corazón cuento que sufro, no como cualquiera, como yo. Hasta a veces no lo siento como sufrimiento, si no como ser. Cada día la pesadez de mi cabeza me impide moverme y la inexistencia de alma en mis extremidades me habla, mis ojos no miran, mi piel no siente y mis oídos zumban. El deseo me despierta, el de no desear, el de no tener que convencerme de levitar.
Aquel día si pude llegar, con mi mejor ánimo, y recibí trato cual demente en fuga. Quizá lo soy. Me encogí, recordé como debía ser, sufrimiento. Hablé con mi mente. Prometióme no volver a ser otra cosa. Alguien me lastimó protegiéndome, se le perdona?