El rayo de luz acaparaba cada rincón de la habitación, Alex y Dalia no podían distinguir sus propios cuerpos, ni otra cosa de la habitación. Pero no había temor en ellos, solo una extraña sensación que los sobrecogía. Del centro del cuarto, una voz exclamo atronadora:
- ¡Cuidado con lo que sus ojos no ven!
Como un trueno, resonó en las mentes de los jóvenes, y como un susurro, se apagó, junto a ella la luz disminuyó hasta regresar al cuarto su común oscuridad, nuevamente la visión era escasa. Luego de quedar estupefactos ante tal hecho, Dalia se acerca hacia Alex, agarrando la mano del chico que había mantenido tras su espalda.
- ¿Es un reloj de bolsillo?
Dalia arrastró al chico a la única ventana que tenía el lugar, allí pudo observar en detalle el artefacto. Reloj, definitivamente, de apariencia antigua, un color plateado, de 5 cm de diámetro; se escuchaba el tic tac como si se oyera una historia.
Tomó el reloj de la mano de Alex para verlo mejor, este era sujetado por una cadena de la misma tonalidad y, en la tapa principal, había un símbolo. Una estrella de 12 puntas y centellante blancura; la simplicidad del diseño era lo que más extrañaba a Dalia, sin embargo, ignoró este pensamiento y prefirió dejarlo estar.
Un ligero sonido, proveniente de las enormes agujas del reloj frente a ellos, logró finalmente sacarlos del ensimismamiento en el que se encontraban.
Dalia entonces se percató de la hora, alarmándose al notar que el reloj marcaba las 2 de la madrugada, por lo que rápidamente se marchó del cuarto y de la torre, sin siquiera despedirse de Alex. Él, impresionado por el repentino abandono en el que Dalia lo había dejado, regresó su vista al reloj. Dedico unos minutos a la pieza, e intento abrirla, pero no obtuvo ningún resultado. Minutos después decidió imitar a la chica e irse a casa, así que guardo el reloj en su bolsillo y descendió de la torre.
Algunos días después del extraño suceso, Alex se reunió con Max para disculparse por retirarse de esa manera y realizar un proyecto escolar. Tras saludarse y disculparse, simulando como si nunca hubiera pasado nada entre ellos, emprendieron camino directo a la biblioteca regional, hablando Alex sobre haberse encontrado con Dalia.
Max detuvo su vista en el paisaje. Antes de llegar, caminaban por un sendero de cerámica, a sus lados crecían muchas flores y árboles de diferentes tipos. El decorado camino era mejorado por una ligera brisa que soplaba sobre el rostro de los jóvenes, todo estaba predestinado a ser un buen día.
Max estaba decidido a sacar conversación a su amigo para curiosear sobre Dalia, pero una voz que gritaba energética corto sus planes. Desde una banca, una chica alzaba los brazos con energía. Era la mismísima Dalia, usando un vestido rojo sobre las rodillas que infló al descender de la banca. Sus tacones resonaron graciosamente y su pequeño bolso negro danzaba mientras ella se acercaba a ellos. Saludando y poniéndolos actualizados de lo ultimo que ocurrió en la escuela con un compañero y una profesora. En eso apareció un chico familiar. Alex pudo observar de cerca a Treick, tenía un aspecto deportivo y retador. En un costado de su short brillaba la imagen de un dragón, y su poco usual corte de cabello resaltaba por sobre los demás. Treick, al notar como Alex lo observaba, decidió acercarse y tomar su mano.
- ¡Qué tal bro'!
- Bien, y tu como estas.
Era extraño para Alex que otras personas le hablarán, y más lo que él consideraba popular, no obstante desde la llegada de los chicos, y la energía que manifestaba Dalia, le era imposible alejarse y ocultarse en su mundo silencioso. Luego de una conversación sobre temas deportivos, escolares y romances surgentes de la escuela, Max propone algo inesperado, ir todos a la casa de Alex.
ESTÁS LEYENDO
Lordstar y el comienzo del fin
FantasyEl tiempo siempre a sido un tema de estudio o conversación, entre otras. En este caso es el inicio de algo más allá de todo lo existente. Alexeler y sus amigos deben vercer la fuerza temporal con el objetivo de que el mundo y todo ser vivo siga exis...