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Freya.

7:00 AM.

Hoy desperté muy temprano porque era el día de ventas, al ser vacaciones, los turistas aprovechaban para venir a visitarnos y empaparse de la belleza de este lugar.

Mi madre y yo colocabamos una gran mesa con diferentes postres de manzana, como pays, paletas, jugos, todo lo que se nos ocurriera, mi madre amaba las manzanas y siempre fue su sueño el hacer esto así que yo como buena hija la ayudaba en ello.

Me puse ropas cómodas ya que sería un día agetreado y me dirigí a la cocina, mi madre estaba esperándome con una taza en su mano.

-Freya hoy es día del té.

-Oh es cierto, lo había olvidado.

Un día al mes tomábamos te en familia, cada uno con su te favorito, mis padres y mi hermano se sentaron a la mesa junto conmigo y tomaron su té, el de mi madre era de manzana con canela, el de mi padre era un té verde, el de mi hermano era de manzanilla y el mío era de violetas.

Hace un año descubrimos está hermosa y deliciosa flor en un campo algo alejado de aquí, su sabor es tan dulce que no necesita miel para endulzarse, decidimos llamarlas violetas por el color tan lindo que tienen.

Solo algunos eramos capaces de apreciar su dulce sabor ya que nadie más que algunos chicos bebíamos este té.

Una vez todos terminamos de beber, salimos a hacer nuestras labores.

Mi madre y yo colocamos nuestra mesa con postres para venderselos a los turistas, mi padre y mi hermano fueron a cazar y recolectar leña para los artesanos quienes hacían buenos "recuerdos" para los visitantes ya que aún era verano y necesitaban la madera antes del otoño, además, está leña se la vendía a nuestros vecinos para que también pudieran calentarse en invierno.

Aún que en nuestro pueblo era muy difícil cultivar y nuestras casas no estuvieran tan mal, debo decir que la arquitectura del pueblo le daba un toque mágico, a veces me tomaba el tiempo de admirar este lugar, en verdad me gustaba.

Varios turistas bailaban y cantaban con nuestra música, comían nuestra comida y siempre con una sonrisa. Incluso llegaban a quedarse aquí más de una semana para poder visitar nuestros bosques y lagunas, nuestras aguas termales también estaban llenas de visitantes todo el tiempo, creo que no les importaba que tuvieran que hacer un recorrido de un día para llegar ahí.

El Alcalde Oslo como siempre saludando a todos y dándoles la bienvenida, su familia también vendía comida, que por cierto era exquisita.

Todo el pueblo estaba en marcha desde muy temprano, algo a lo que quizás no estaban acostumbrados Aidan y Stefan ya que salieron de su cabaña hasta las 10 de la mañana.

Stefan tenía una camisa negra con unos jeans de mezclilla, sus ojos grises tenían un brillo increíble. Aidan tenía una camisa blanca que hacía resaltar sus ojos azules.

Apenas salieron y las hermanas gemelas se acercaron a ellos para conversar, a leguas se veía como se les insinuaban a ambos y ellos solo sonreían. No podía saber de qué hablaban pero los cuatro se veían muy alegres, no me impresionaría si ellos se quedarán juntos pues las gemelas eran bastante hermosas, llegaron a salir en un par de revistas de moda así que definitivamente eran hermosas, pero había algo en su ser que no terminaba de convencer.

Henrika se colgó del brazo de Stefan y Frendrika hizo lo mismo con Aidan. En parejas caminaron frente a mi y ni siquiera me miraron, a excepción de Henrika quien me dió una mirada ganadora.

Ellas siempre estuvieron enamoradas de ambos, este era su momento de brillar pues sabían que yo no intervendría ni se encontrarían conmigo en el camino pues me quedaría atendiendo el local.

Entre mis labios tú vida [En Proceso] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora