Jimin es un chico mimado, irrespetuoso la mayoría del tiempo, le gusta tener la última palabra y siempre sabe la mejor forma de meterse en problemas. Por eso un día decide acompañar a su mejor amigo a visitar una supuesta bruja para que le leyera el...
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— ¡Joven Jimin!
Jimin se volteo extrañado al escuchar el llamado de Yoongi pero supuso que al estar fuera de su habitación o en su propia casa lo seguiría tratando con respeto.
— ¿Que ocurre, Yoongi?
—Tenga—susurro entregándole una carta. —La reina solicita su presencia de inmediato
— ¿Dijo para qué?
—No, solo dijo que debía ir tan pronto como recibiera la invitación, incluso mando un carruaje para llevarlo
— ¿El duque esta aqui?
—No, solo el carruaje con su chofer y un escolta, iré a traer su capa
—Trae la tuya también
Yoongi asintió y luego hizo una reverencia para irse a paso apresurado hacia la habitación de Jimin, mientras que el pelirrosa se preguntaba el porqué de la urgencia.
¿El duque estaba bien?
Al darse cuenta que en vez de preocuparse por sí mismo se estaba preocupando por el duque se asustó un poco, ¿Realmente le interesaba el duque o era solo para pasar el rato?
Con la confusión en su cabeza camino hacia el living de la casa donde esperaría a Yoongi, pero quien bajo de las escaleras fue otra persona, persona con la cual no deseaba compartir el mismo aire.
— ¿Para dónde va, Lord Jimin?
—Quetin
— ¿Quetin?
—Que te importa—escupió sin mirarlo y pudo sentir como sonreía con pura malicia porque todos los vellos de su nuca se erizaron.
—Que divertido es, joven Jimin espero que le gusten los regalos sorpresas, este de seguro será uno muy divertido—Jimin lo miro y este le dio una sonrisa victoriosa. —Nos vemos pronto, Jimin
El pelirrosa hizo una mueca y lo vio irse, ese tipo era aún más insoportable que su padre real.
—Siento tardar, ya tengo todo
—Bien, vámonos
Ambos caminaron hacia la salida y Jimin cerró los ojos para acostumbrarse al sol que le daba en todo el rostro, al abrirlos de nuevo se encontró con el carruaje que le habían enviado con el inconfundible sello del reino.
Respiro hondo antes de bajar las escaleras y subir a ese carruaje.
El viaje fue rápido, tal vez demasiado para que si quiera pudiera pensar que estaba pasando, Yoongi trató de buscar conversación con el escolta, pero este era más callado e indescifrable que caja fuerte.
El rubio se rindió y miró por la ventana dejando ver el imponente castillo y trago grueso, de pronto se sentía más pequeño.
