I Will Still Love You - Izana Kurokawa

Epílogo🥀

Después de esperar la mañana, Kira se encontraba abordando su vuelo directo a Japón, con lagrimas en los ojos y escuchando una de sus canciones preferidas de Arctic Monkeys, I Wanna Be Yours, mirando la ventana del avión y pensando en que hubiese sido que ambos terminaran juntos? Que futuro tendrían? Que cosas harían para matar el tiempo libre? Si se hubiera casado con el? Que pasaría? No paso mucho que ella de fue a Estados Unidos y tuvo que volverse de nuevo a su país, pero era para una buena causa y razón, quería despedir a Izana de la manera mas digna que haya, entregándole una pequeña rosa blanca, pidió unos días en la universidad y los directivos aceptaron su petición.

Era muy estúpido creer que existen las segundas oportunidades para ser feliz para Kira, pero no es así, no siempre el destino puede ser bueno con los seres humanos, Kira era una mujer que a pesar de todo, amó y amará a Izana como la primera vez.

Después de unas larguísimas horas, el avión aterrizó, aquella mujer con el corazón roto, bajó corriendo a buscar su equipaje y salió del Aeropuerto de Tokio para buscar algún Taxi.

Subió al Taxi, Marcó a Kakucho y este no respondió, maldita mierda...

Intentó con Ran y este sí contestó su llamada.

—Ran, estoy yendo para allá, están velándolo?—preguntó nerviosa.—

—Estamos en eso, Kira.—

—Esta bien.—Colgó—

Después de llegar a dicho destino que era un cementerio, donde estaban velando a Izana, la muchacha se acercó a los hombres mientras sostenía en su mano una rosa blanca tal cual fue el último regalo que Izana le regaló.

—Bienvenida Kira.—Dijo Kaku abrazándola mientras esta derramaba lágrimas desconsoladamente.—Sé una guerrera como siempre lo has sido.—

—No podré superar nunca este jodido dolor...—

—Si puedes preciosa, mira, no es fácil superar a la persona que mas amas, acabamos de perder a una persona que si tenía sus defectos pero cuando se trataba de ti, era diferente.—Le Recordó Kakucho haciendo que esta se sienta mas calmada.—Te amó, aunque el idiota se dió cuenta demasiado tarde...

—P-pueden dejarme a solas con el?—Preguntó la chica y aquellos hombres asintieron dejándola sola.—

Se agachó en la tumba de Izana secando las lagrimas, colocando la rosa en su lápida, la rubia no paraba de llorar, el ya no estaba con vida para que pudiera verla triunfar, verla reír y crecer, rehacer los errores del pasado, Izana era un hombre de pocas pulgas que al decir algo, lastimaba sin darse cuenta, esto le generó a la muchacha falsas expectativas sobre el, pero lo amó sin importar como sea el como persona, era el hombre perfecto, de su mochila sacó una carta que escribió antes de viajar a Tokio, la desenrolló y empezó a leerla.

—Hola Izana, estas muerto, lo se pero en mi corazón sigues con vida, te arrebataron la vida, mi vida, eras aquel hombre que me enamoró por completo desde que tengo uso de razón, no estas vivo para vernos triunfar, ni compartir nuestras metas, formar una familia, ni mucho menos casarnos, aún sigo lamentándome tu muerte porque sé que moriste de manera injusta, tu merecías vivir y cumplir la promesa que ambos nos habíamos prometido...—se vió interrumpida por las lágrimas.—demonios no paro de llorar pensando en que hubiera sido nuestra vida si no me hubiera mudado? Eras todo para mi y te llevaré en mi corazón hasta el día en que me muera porque no querré a nadie como te quiero a ti. En memoria mía, te traje esta flor color blanca como las que le habías dado hace un par de días antes de irme a Estados Unidos, te amo Kurokawa, te amo y sé que tu en el mas allá estarás esperándome también...Descansa en paz, rey de Tenjiku, te amo..