Día 1: Amanecer

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Deja caer su cuerpo a un lado, la respiración errática hace eco en la habitación.

Gira la vista en dirección al otro hombre, nota gotas de sudor en su frente y el deslizamiento de una hasta impactar contra la sábana. Su contrario le mira también y sus miradas se cruzan.

Ahora con la luz de un nuevo amanecer puede detallar el miel de sus ojos, tan puros y cansados que están. Nota las cicatrices en su ceja y labio, sus pómulos sonrojados, en su frente algunos mechones pegados por el sudor. Y le encanta ver como su rostro empieza a formar una sonrisa no muy amplia pero sincera y la única que le puede dar a esta hora de la mañana.

—Estoy cansadisimo por tu culpa Volkov— sus ojos se achinan y suelta una ronca risa —Ahora por guarro te encargas de pedir el día libre y hacer el desayuno — da media vuelta cortando el cruce de miradas y se fija en el vantanal de la habitación

Volkov ríe ante la actitud infantil del mayor, pero trata de que el tono de su voz salga como si estuviera enojado —¿Como que por guarro? Primero usted fue el que me sedujo y segundo, no le bastó con dos rondas, quiso hacerlo más veces— se coloca sobre su lateral derecho y aprecia más de cerca la espalda pecosa con una excelente musculatura definida —Ademas, que desayuno ni que nada, ambos no podemos ni levantarnos. El aviso lo puedo dar más tarde o tomamos el turno de noche— acaricia la nuca con la yema de los dedos, las mordeduras y chupetones resaltan mucho, siente una ligera preocupación por el dolor que puedan causar las heridas, tal vez se sobre paso anoche —¿No le duelen, verdad?— besa delicadamente los bordes de la marca que está más a su alcance

—Haz hecho peores...no te preocupes hombre— acaricia ese muslo palido y velludo —Entonces cierra las persianas que la luz no nos dejará dormir— y contrario a lo que dice, sus párpados se cierran ante la cálida luz que entra

—Diez cuatro— susurra y busca el control de la persianas que con un solo botón se accionan y decoran la habitación con rallas doradas delgadas y oscuras gruesas.

Acomoda mejor el cuerpo del superintendente que se instala en su pecho y le abraza por la cadera, cubre sus cuerpos con las mantas de seda.

Jack en medio de su poca lucidez, busca la mano del otro y cuando la encuentra entrelaza sus dedos, acaricia con su pulgar mientras un pensamiento lo adormece

"Siempre quise no volver a ver un amanecer, deseaba de que cada noche fuera mi última.
Pero ahora, solo con los primeros rayos del sol puedo ver lo que no note desde hace tanto tiempo.
La belleza en el amor que dura hasta la mañana o entre la oscuridad de la noche, pero al fin de ambas... siempre será la luz de este corazón galopante que me haga ansiar un amanecer más para escucharlo cada vez que despierto envuelto en estos brazos"

La noche se despide y el día los duerme. Horas de pasión y cariño son reemplazadas por unas completas de seguridad y tranquilidad. Y así será siempre que se les ocurra follar hasta el amanecer.

Fin

Volkway Week ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora