Capítulo 39: Mientras tanto, Daichi-kun...

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- Más arriba, Kageyama. - decía Ukai. - Colócala más arriba. 

Los chicos entrenaban un día más, como siempre. Como si nada hubiera pasado, la vida seguía. El pabellón sonaba como siempre, con sus estridentes resbalones provocados por las zapatillas de deporte, con sus "voy yo", "es tuya", "buen mate", o "repetimos jugada", y con los incesantes golpes huecos al balón de voleibol. Los días seguían pasando, y cada vez faltaba menos para los playoffs.

- Venga, chicos, centraos. - insistía Ukai. Se pasó una mano por la cara, algo cansado. - No dais una hoy. ¿Qué es lo que pasa?

Los miembros del equipo se miraron los unos a los otros. Era uno de esos entrenamientos en los que los jugadores estaban desacompasados. Hacía tiempo que no les pasaba. Daichi, después de analizar rápidamente las caras de sus compañeros, levantó la mano:

- ¡Ukai-senpai, creo que sería un buen momento para hacer un descanso!

- Está bien. - respondió este mientras se tanteaba el bolsillo del pantalón en un acto reflejo, comprobando si su paquete de tabaco seguía ahí. - ¿Sabéis qué? Mejor lo dejamos y seguimos por la tarde. Creo que necesitáis un respiro de más de cinco minutos...

En un entrenamiento normal, la mayoría de los chicos habría protestado para seguir entrenando, pero ya sabían por experiencia que había veces que era mejor no nadar contra corriente, y reanudar más tarde la práctica. Y se volvieron a poner el uniforme escolar para entrar a clase.

Junto a la entrada del edificio del instituto, Daichi miraba su teléfono. Cero mensajes, cero llamadas. Intentaba no ser pesado, pero la idea de no poder saber nada de Keiko lo torturaba cada vez más. Sugawara, frente a él, lo miraba sin que este se diera cuenta.

Le dio con el codo para que este reaccionara, y cuando Daichi levantó el rostro hacia él, Suga le hizo un gesto con los hombros, mirando al móvil de su amigo.

- ¿Nada de nada? - preguntó el del cabello gris.

- No. Todavía no. - y guardó el teléfono durante un corto suspiro.

- Oye, Daichi-san... - se acercó más al capitán de Karasuno. - ¿Qué te pasa con los chicos?

- A mí no me pasa nada, Suga. - Daichi negó firmemente. Después les echó vistazo discreto a uno por uno de sus compañeros. - Es solo que creo que ellos están distintos conmigo. Tampoco es que los culpe...

- Eso son imaginaciones tuyas, idiota. - rio Sugawara. - Somos amigos, no tienes que preocuparte por eso.

- Ya, pero es que... - Daichi iba a hablar, pero se calló de repente cuando Nishinoya y Tanaka se acercaron a estos dos, cosa que extrañó al capitán, y a Suga también.

- Daichi-san, Suga-san, venid con nosotros. - dijo Tanaka, acelerado. 

- ¿Adónde? 

- ¡A la puerta de entrada de atrás, junto al parking!

Y echaron a correr. El resto del equipo se unió a estos dos. 

Conforme se acercaban al lugar, empezaron a distinguir un coche que les era familiar. Shun y Nori estaban ya junto a él, ayudando a una joven a salir de ahí.

- No hace falta, chicas. - sonrió Keiko. - Puedo sola.

- ¡¡Keiko-san!! - se escuchó a Hinata, y sucesivamente a Tanaka y a Noya, que adelantaron a los demás.

- Chicos, no hacía falta que vinieseis hasta aquí... - dijo Keiko avergonzada.

- Claro que sí. - Asahi se acercó a ella, con expresión apenada pero dispuesto a darle un fuerte abrazo que la muchacha agradeció. La tomó y la elevó en el aire, dejando caer las muletas que Noya atrapó rápidamente. Todos le dirigieron algunas palabras de bienvenida a Keiko mientras esta seguía abrazada a Asahi, cosa que la hizo ver directamente a los ojos a Daichi, que esperaba más atrás con cautela. La chica desvió la mirada rápidamente y volvió al suelo con delicadeza.

¿Recuerdas cómo empezó todo? - Daichi x TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora