Inglaterra (AU) [Epílogo]

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Heeeey! Hola de nuevo ¿Saben? Como que no había terminado de cerrar ciertas cosas en este One-Shot, así que decidí escribir esta parte final. Espero que les guste <3


Durante la mañana, mientras Arthur veía la TV en compañía de su esposa, estuvo recordando el pasado. El té, de repente, había perdido su sabor y las galletas que especialmente el chef había preparado, no tenían ese maravilloso toque de la mantequilla.

En realidad, desde que (T/n) se había marchado, nada sabía igual. Ni los más airados soufflés, ni la más olorosa trufa en su plato lo hacían cambiar de parecer. Incluso, durante una temporada, justo después de su boda para ser exactos, se negó a probar cualquier cosa que le pusieran en frente. Claro, su abuela y el resto de la casa lo obligaban a comer. Sin embargo, era tanta la molestia que no podía evitar que su estómago regresara todo después durante las noches, casi justo exactamente a las tres de la mañana.

Él no se causaba el vómito, de verdad que no lo hacía. Podía jurarlo en nombre de dios. Y, a pesar de haberles dicho la verdad, tuvo que ver a un médico, por mandato de la familia real.

¿Cuándo se había vuelto tan dócil? Se sentía incluso débil, torpe. Ya no tenía voluntad o coraje de hacer nada.

El asunto de la comida resultó ser algo psicológico, como todos pensaban. Fue tratado con los mejores medicamentos, con terapias todos los días. Se supone que ahora todo estaba bien... Las pastillas lo hacían ser productivo, tener energía, pero por dentro, algo estaba mal. Era como tener dos personas de sí al mismo tiempo; uno que quería vivir y otro que quería morir. Como la sobreposición de una imagen 3D; en el fondo estaba la tristeza y en el frente la alegría.

Muchos sirvientes le habían comentado, contentos y aliviados, el gran avance que veían en su persona. Pero, ¿por qué? ¿Por qué siempre se sentía a punto de desmoronarse?

Recordaba alguna vez ser el joven de los escándalos, el único Kirkland del que los periódicos gustaban de escribir y publicar fotografías. La TV lo tenía también en la mira, con videos aficionados, sensacionalistas, que tomaban con cámaras de poca calidad a los alrededores del palacio...

— Por favor, Arthur. Debes vestirte ya, no puedes quedarte aquí — escuchó la voz de su padre, con tedio. Sin embargo, decidió seguir en el mismo lugar, sentado en la bañera, encerrado con llave desde adentro. Sabía con certeza que poco tiempo le quedaba ahí, pues mandarían a por las llaves.

— Te dije que no voy a ir — Arthur se esforzó por responder. Su corazón estaba roto, sus manos vacías, los ojos estaban irritados. Había llorado hasta que se cansó, hasta que su voz ya no podía salir, hasta que sus pulmones no aguantaron más y se rindieron. Así amaneció en el baño, adolorido, pero no más que de lo que su alma.

— Es tu madre, no puedes simplemente hacerte el desentendido ¿Qué van a decir los medios sobre el príncipe? ¿eh? Yo también estoy haciendo cosas que no quiero.

— Que no quieres... — Arthur se levantó, la ira que sintió en el estómago lo había movido a ello. Entonces, tomó el pomo de la puerta y lo giró. En frente del hastiado padre, se encontraba el rostro que más miedo le había dado en toda su vida; la expresión de una persona herida que está dispuesta a todo.

— E-exacto, yo también me sacrifico por el bien de los Kirkland. Igual que como tu tendrás que hacerlo — respondió el hombre, moviendo el anillo de su mano izquierda, tentando en quitárselo.

— A ti sólo te importa el qué dirán, ¿no es cierto? — la calma y firmeza en la voz de Arthur intimidaba al grado en que lo hacía la reina con sus ojos.

Hetalia X Lectora One-shotsWhere stories live. Discover now