Inglaterra (AU)

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Arthur, un joven de cabello rubio oscuro, piel pálida y ojos verdes era parte de la familia real y, como era de esperarse, se comportaba como un caballero discreto, disciplinado, amable y bien comportado. Siempre esperaban eso de él, que fuera un modelo a seguir para la sociedad.

Desde que tenía memoria, recibía clases de modales, baile de salón, música y literatura ¡Pero ya estaba harto de eso! ¡Ya estaba harto de guardar las apariencias! Quería ser una persona normal, sin ataduras, sin un peso tan grande sobre sus hombros. Claro, esto sólo se lo guardaba para él. Sin embargo, había dejado que alguien entrara en su pequeño mundo: (T/n).

Ella había sido su 'amiga' desde que, en un taque de rebeldía, salió de su hogar disfrazado, directo a un concierto de una banda de rock de la que por supuesto (T/n) era la líder. A decir verdad, no es que fuera un gran concierto pues no eran tan conocidos; una pequeña taberna algo sucia y ruidosa era lo único que se necesitaba para que empezaran a escalar entre los más escuchados de Londres.

En los viernes, cada que se hacía de noche, se escapaba de la vigilancia del castillo sólo para ir a donde estaba ella.

Un bar llamado "Queen", en homenaje a la famosa banda de glam rock; situado en una esquina poco concurrida, era como el hogar de la banda para la que (T/n) cantaba. Era un poco estrecho, oscuro e incluso hasta lúgubre por estar en un viejo edificio acondicionado para su uso. Pero, para Arthur, era el lugar más agradable del mundo.

Dentro y con un poco de trabajo, cabían alrededor de doscientas personas haciendo las mesas hacia los lados. Había también, un solo baño para las damas y otro para los caballeros, una barra de servicio que se extendía a lo largo del establecimiento y un pequeño escenario donde apenas cabían los instrumentos.

Justo ese viernes, Arthur había escapado de nuevo con su disfraz de siempre; pantalones de mezclilla, tennis, un chaqueta de cuero, una peluca de cabello castaño, lentes de contacto azules y unas pecas dibujabas con delineador sobre sus mejillas y nariz. Entró en el bar, haciéndose paso entre la multitud que para nada se habían percatado de su presencia. El lugar estaba horriblemente abarrotado, lleno de personas que se arremolinaban en frente del escenario con botellas de cerveza y otros tragos.

Con disfraz, se hacía llamar Oliver. Al acercarse a la barra, el bar-tender le recibía amablemente llamándole por ese nombre.

— Oliver ¿Lo de siempre? — preguntó antes de que pidiera algo. Él simplemente asintió apoyando los antebrazos sobre la madera pulida.

Desde su lugar disfrutaba de la voz de (T/n), algo rasposa para pertenecer a una chica. Pero, de alguna forma, le gradaba que no fuera el típico timbre de voz chillona parecido al de las mujeres que lo rodeaban en su día a día. Tenía ese toque de libertad, fuerza, valentía y rebeldía que él tanto añoraba.

Desde donde estaba parado, a pesar de haber tantas personas en frente, podía verla a ella, con su ropa combinando los estilos grunge, rockero de los 50's y botas de hombre. Podía ver también su cabello desastroso moviéndose con libertad y su piel, perlada por el sudor de tanto calor humano junto. Y, a pesar de haber sido criado en cuna de oro, carecía de esos moditos de caballero fino y déspota. Así que, poco le importaba que no se viera como una 'señorita' en todo el sentido de la palabra que le habían enseñado desde que nació. Es más, resultaba eso un respiro para su vista cansada y su mente programada a la fuerza como la de un robot.

Veinte minutos después, (T/n) agradecía a su público por haberlos escuchado. Entonces, desde el escenario vio con alegría que su querido Arthur estaba junto a la barra, mirándola. En seguida le guiñó un ojo, haciendo que éste se sonrojara y volteara rápidamente hacia otro lado. Bajó del escenario, directamente caminando hacia él.

Hetalia X Lectora One-shotsWhere stories live. Discover now