𝖳𝖱𝖤𝖢𝖤

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—¡¿Acaso estas loco?! Estúpido. Eso ni siquiera pasa en las películas

—Es la idea más inteligente, y cállate ¿sí? Vas hacer que nos coman esos monstruos. — Ji-hu suspiró pensando en un plan, su plan era estar abrazado de Gwi-Nam todo el tiempo para que su olor de humano se pierda con el del monbie.

—Yo... Amm, ¿yo te... te puedo abrazar?

—¿Qué? — lo miró raro. — ¡Vamos! Es para que no me coman, tú tienes un olor como ellos y yo de humano. Se buena persona y abrázame.

Él de rulos hizo un puchero que para Gwi-Nam no era nada tierno. —¿Sabes qué te ves muy estúpido haciendo puchero? Idiota.

—¿Entonces me vas abrazar? — el ojiverde sonrió victorioso. — Sí.

Los dos cuerpos se juntaron en un abrazo, Gwi-Nam sintió un fuerte deja vu de hace tiempo. Estos años trató de olvidar todos los recuerdos, cada momento su mente lo bloqueo. ¿Por qué regreso ahora?

¿Qué será de Cheong-san?
¿estará vivo?
¿Estará a salvo?

Desvío todo recuerdo.

—Caminemos, no estamos a salvo aquí. Tenemos que buscar una manera de salir — avanzaron recto en la cueva, no era seguro volver ahorita a fuera. Unos ojos veían todo con celos, ¿quién diablos era él? ¿Por qué estaba con su Gwi-Nam?

No. Él es mío, tú no debes estar abrazandolo.

¡¿Qué haces con mi chico?!
¡¿Por qué lo estás abrazando?!

Mátalo.
Mátalo.
MÁTALO.

¡te dije que lo mates! ¿Por qué no lo haces? Él te va quitar a tu chico, ¿cómo puedes permitir eso?

Cheong-san luchaba contra su lado zombie, quería matar al chico y torturarlo. No, no ¿por qué piensa en eso?

¿No quieres venganza, Cheong-san?

No, no es eso.

Entonces máta al chico que esta abrazando, Gwi-Nam.

No. No puedo hacer eso

Yo necesito sangre, y tú lo sabes. Hazle algo a Gwi-Nam, no importa que, yo solo necesito sangre.

Vale.



Las dos habían encontrado un escondite, la fogata calentaba a Ji-hu. —¿ya te dije que antes de este caos yo era estudiante de arte? Amo tanto pintar, lastimosamente ahora ya no puedo. Si pudiera te dibujaria, pero mi libreta y lápiz se quedaron en el refugio

Gwi-Nam noto que a Ji-hu le encanta hablar, le agrada ya que no se aburre.

Estaba tan concentrado en hacer la cama, sin embargo noto algo muy raro. Lo raro era que Ji-hu no estaba habla y habla.

—¿Ji-hu? — volteó al lugar donde el muchacho estaba sentado, y en vez de ver al de ojos verdes; vio al chico que le causaba tristeza todas las noches.

—Jesús.

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𝖲𝖪𝖸 || Namsan. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora