oft3n

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¿Cómo me metí en esto? Claro que no lo sé, quizá quería experimentar, no sé en qué momento terminé accediendo a esto, no es como yo lo tenía planeado, quería que fuera algo más normal en mi apartamento, algo íntimo pero no salió como esperaba y ahora me encuentro frente a un lujoso bar del que jamás había escuchado, con un vestido negro que jamás había usado, esperando a un hombre trece años mayor que yo.

Decidí después de titubear un par de minutos y enviar mi ubicación a mis amigas entrar al bar, no sin antes enviar un "ya estoy aquí :)" a Toji, esperaba más que un visto, pero fue lo único que obtuve.

Habíamos estado intercambiando unas cuantas palabras por textos, muy insignificantes hasta el día que decidió que era momento de vernos y follar de una buena vez. Lo pensé bastante antes de llegar a eso, quizá mis amigas tenía razón necesitaba un polvo y ojalá Toji sea un excelente polvo.

Tomé asiento en la barra, no sin antes observar a todas las parejas que se encontraban bebiendo y bailando a mí alrededor.

– ¿Qué desea tomar esta noche? – llamó mi atención el barman mientras limpiaba una copa, no iba decidida a beber esa noche, pero ¿qué es una copa?

–Un Martini, por favor– me acomodé mejor en mi asiento y le ofrecí una sonrisa, asintió y miro detrás de mí para voltear a avisarle a sus compañeros de trabajo algo que no logré entender. Me tendió la bebida para después ponerse completamente recto.

–Señor Fushiguro, un gusto tenerlo de vuelta– expresó con nerviosismo, mientras la persona que había llegado se sentaba a un lado de mí, no volteé a verlo por el simple hecho de que el nerviosismo del barman me había puesto nerviosa a mí.

–Retírate – escuché una bastante conocida voz, la voz del hombre que incontables veces me dijo que estaba dispuesto a destrozar mi coño. Volteé y lo miré, vestía un pantalón negro de vestir, una camisa blanca que se apegaba bastante bien a su cuerpo mientras que sus mangas estaban arremangadas hasta sus codos. Una vista bastante caliente si me lo preguntan. Me miró y sonrió de lado, claramente Toji sabía a lo que venía y no era precisamente a tener una charla.

–Hola Ann, ¿te hice esperar mucho?­– Maldita sea, estaba babeando por ese hombre, negué con la cabeza mientras sentía como posicionaba una de sus manos sobre mi muslo desnudo. 

– ¿Estás nerviosa? – Un apretón de muslo. No esperaba menos, el azabache sabía que ninguno de los dos venía a jugar.

–No sabía que eras el señor Fushiguro– le dije mientras dirigía la copa hasta mis labios para disimular mis nervios, porque estar con este hombre frente a frente era algo completamente diferente. Me miró y se rió, puedo apostar mi vida a que su risa hizo que mojara mis bragas.

–Ann, para que te folle el coño no necesitas saberlo– pasó la lengua sobre su labio inferior y algo en mí se movió y mi clitorís tembló por el deseo de que su lengua lo recorriera una y otra vez. 

Dirigió su vista a mi cuerpo, analizó cada trozo de tela que moldeba mi figura y lo ví tensarse al llegar hasta mi escote. Se inclinó un poco hacía mí y en un susurró me dijo algo que hizo que mis piernas temblaran.

–Ann, vámonos de aquí, no aguanto otro puto segundo sin tus tetas en mi boca.

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⏰ Última actualización: Apr 12, 2022 ⏰

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𝖉𝖎𝖗𝖙𝖞 𝖙𝖊𝖝𝖙𝖘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora