Verano de 1976

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Se lo iba a decir. Después de noches en vela se lo diría. Llevaba enamorada de Dorcas desde hace mucho tiempo. Una parte de ella no quería, destrozaría su amistad. Aunque no sabía si Dorcas sentía lo mismo. Dorcas es su chica y por ella haría todo lo posible e imposible.

Es una mañana de verano. Denota una brisa cálida y el lago de enfrente de la casa de los Mckinnon tiene el agua en calma. Marlene invitó a Dorcas a pasar el día. Marlene siente que sus pensamientos la abruman. No es la primera vez que siente atracción por una chica, pero, con Dorcas es diferente de una manera inexplicable. Se lo diría. Quien tenga miedo a vivir que no nazca, se dice a sí misma.

Dorcas llega sobre las 11 de la mañana. Está tan hermosa como siempre, piensa. Cuando la mira nota como si un aura de luz la envolviera. Su cabello oscuro cae sobre sus hombros perfectamente como piezas de domino. Su atención se dirige a sus suaves labios. Su rostro, según Marlene, no puede ser más perfecto. Pasaría horas acariciándolo y dejando besos, para demostrarle su amor. Solo Marlene sabe que, cada vez que la mira, solo puede pensar en estar más cerca.

Dorcas entra en la casa familiar de Marlene y saluda:

─ ¡Hola Marls! ¿Cómo estás? ─ dice con nerviosismo y emoción a la vez.

Solo Dorcas la llama Marls. Es un apodo cariñoso que le derrite el corazón. Le gustaba pensar que de esa forma estaban cerca y tenían más intimidad. Quien pensaría que Marlene McKinnon, la Gryffindor reina de las fiestas y los problemas que no le teme a nada, se arrodillaría por una persona.

─ Bien. Vamos al lago. Luego, comemos. Además, estaremos solas, porque, mi familia ha ido a visitar a mi tía. ─ responde Marlene.

Marlene conduce a Dorcas al lago. El agua está tibia, por lo tanto, Dorcas propone bañarse. Nunca le negaría nada, así que, acepta. Cuando Dorcas comienza a desvestirse, Marlene piensa que se va a desmayar. Al mismo tiempo no puede apartar la mirada. Dorcas no se da cuenta, pero la respiración de Marlene se vuelve rápida y abrupta. Unos segundos después, consigue calmarse. La había visto con poca ropa antes, pero, para Marlene, esta vez es diferente. Tal vez por los sentimientos que ahora profesa hacia ella, piensa.

Se bañan. Pasan un buen rato charlando y riéndose. Otra cosa que adoraba Marlene de Dorcas es ese sentimiento de que puede abrirse. Abrirse a veces es peligroso, pero, a no le importa. Siente confianza.

Una hora más tarde, están sentadas en el césped.

Puedes sentir la respiración de Dorcas en el rostro. Cada fibra de su cuerpo la desea. Su mente le dice que haga algo. Ella siempre reacciona, pero, en este momento está aterrorizada. Alberga la esperanza de que Dorcas sienta lo mismo. De que cuando confiese sus sentimientos ella le de un beso apasionado. Eso solo pasa en las películas, se dice, aunque es lo que más desea. Se le hace un nudo en la garganta.

Por fin se decide a decírselo:

─ Dorcas hay algo que quiero confesarte, ─ dice con los nervios a flor de piel ─ me gustas. He intentado esconder mis sentimientos, pero, no puedo. Quiero ser algo más que tu amiga. Quiero estar más cerca de ti.

Marlene respira hondo.

─ Quiero besarte. Deseo besarte, joder. Quiero ser tu novia. ─ continúa sintiendo que va a explotar ─ Te quiero.

Dorcas se queda callada. Casi sorprendida. Marlene la mira con una mezcla de miedo y curiosidad. No espera que responda inmediatamente, seguramente no se lo esperaba.

─ Marlene, ─ dice Dorcas casi murmurando y con miedo ─ yo también te quiero. Tenía dudas de decírtelo, por si no era correspondido.

Antes de que Dorcas pueda acabar, Marlene la besa. Expresando todo el amor que retenía. No sabia otra forma; las palabras nunca habían sido su fuerte. El beso es suave y lento. Deteniéndose para expresar su amor. Marlene coloca una mano en su cuello y otra en su cadera, acercándola. Quiere sentirla, tenerla próxima. Dorcas la besa de vuelta.

Su amor era correspondido.

Marlene desea besarla hasta perder el aliento. Por siempre y para siempre. Una vez creyó que el amor era rojo ardiente, pero es dorado como el atardecer. Todo había cambiado y nunca seria lo mismo.

I wanna be your girlfriend - DorleneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora