Capítulo único ♡

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El nacimiento de lo más íntimo vibró sobre las sábanas al momento que el afro-canadiense fue empujado a la cama.

No habían pasado ni un par de minutos desde que se encontraban escuchando a India. Arie en el estéreo y la luz artificial con una despampanante tonalidad carmesí reconfortaba la atmósfera de dos amantes tomados de las manos.

Robaire expulsó una risa—¿Así serán las cosas?

Tae Young permaneció en silencio, gesticuló una diminuta sonrisa y se inclinó para seguir comiéndose. El cabecilla de grupo era un excelente besador, las revistas lo rumoreaba en sus titulares y lo comprendió mucho antes de que sus labios siquiera se tocarán.

¿Cómo podía hacerle triple nudo a un tallo de cereza?

Tae despejó entre la tenue iluminación el suéter del más alto para continuar con el suyo. En cuánto se vieron el pecho desnudo no pudieron evitar abrazarse y pasear sus manos por la espalda del contrario.

—Mi chico, tan cálido...—murmuró el moreno para después depositar besos en su cuello, procurando no dejar ninguna marca difícil de borrar.

El susodicho sentía que ganó el premio mayor por conseguir una pareja como él. No era solo su personalidad comprensiva, amable o ese acento semi canadiense del cual no podía controlar sus apariciones.

Todo en Robaire era una completa maravilla que no se cansaría de explorar.

Tae Young acarició la extensa superficie de ese cuerpo tan bien trabajado hasta que paró en el inicio del pantalón. La palma de su mano no podía evitar temblar mientras agradecía al universo, por lo que iba a ocurrir a continuación.

Fue algo un poco cómico, sin embargo no lo suficiente para entorpecer sus acciones, así que expuso su bóxer. En lo que tanteaba la forma de acomodarse, Robaire elevó la cintura y esa tela estorbosa acabó aterrizando lejos del tálamo.

Diminutos besos iban a la dirección más baja de su pelvis; despejando el elástico y la virilidad, rebotó sobre su mejilla al ser liberada. Robaire jamás fue presumido de sus atributos, pero cualquier otro hombre con su suerte lo haría día y noche.

—B-bebé—suspiro el mayor excitado— Haz aquello que me gust- ¡Ah!

No pudo ni completar la oración porque Tae Young ya estaba haciendo de las suyas allá abajo; lamiendo los bordes, besando la punta y cubriendo toda la longitud en su boca.

El moreno se aferró a las sábanas, completamente perdido en las sensaciones que el menor de la boy band estaba proporcionando.

—¡Ah, así,Tae! ¡No pares,se s-siente tan bien!

Se autocomplace algo perezoso, ya que su propósito era acelerar poco a poco para sentir sus dedos enterrarse contra sus hebras rubias.

—M-me, me voy a...— Robaire se torció sobre el colchón, estirando bruscamente el cabello de Tae Young.

Sus caricias brotaron en semen salpicando el rostro del menor que logró alejarse a tiempo.

—No te atrevas a ingerirlo, no estamos en ninguna película porno—Robaire gateo rápidamente hacia la mesita de noche y sacó unos kleenex—Déjame ayudarte...—con cuidado limpio todos los restos que acapararon mayormente su barbilla.

—Gracias...—contestó Tae Young, aún mantenía la respiración entrecortada y su boca quedó algo lastimada. Todavía no poseía la suficiente elasticidad para lidiar con algo tan grande —¿Te gusto? Realmente quería hacerte sentir bien.

—Lo lograste.

Se aproximaron nuevamente para besarse y recuperar los segundos perdidos.

—Móntame—pidió Robaire entre jadeos al separarse de esos labios rosados e hinchados.

𝑴𝒐𝒏 𝒂𝒎𝒐𝒖𝒓,𝒏𝒂𝒆 𝒔𝒂𝒓𝒂𝒏𝒈; [𝑹𝒐𝒃𝒀𝒐𝒖𝒏𝒈]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora