Michelle DeAngelis, una chica de trece años que tras defender a un chico nuevo de su salón provoca un evento aún mayor, terminado en una relación explosiva con el chico que alguna vez la odio, pero me estoy adelantando.
ƸӜƷ
—¡Henry! —lo llamo una vez más la señorita Shapen.
La señorita Shapen es nuestra maestra, una mujer... no tan agraciada, podría decirse que, aunque hiciera el intento de verse bien nunca lo lograba, no combinaba bien su ropa, sabia de la teoría del color, pero fallaba en la elección de prendas y como si el universo la odiara tenía una joroba enorme, si le sumas a eso que es una mujer de poca amabilidad las posibilidades de verla bien se vuelven nulas.
— ¡Henry! —volvió a llamar a el chico que dormía plácidamente sobre su pupitre, la señorita Shapen como ya dije no es muy amable, así que en lugar de volver a llamarlo mojo su dedo índice y lo puso en la oreja del rubio que dormía como roca, volvió a gritar— ¡Henry!
—¡Que! ¡¿Qué pasa?! —pregunto gritando Henry, quien había despertado de golpe, volteo a ver hacia todos lados y como era de esperarse todos lo estábamos viendo, pronto se dio cuenta que su oreja estaba mojada, metió su dedo y luego lo miro con asco, volteo hacia la señorita Shapen y pregunto — ¿Me puso el dedo mojado? —no lo pude evitar y solté una pequeña risa lo que hizo que Henry enseguida volteara su vista hacia mi.
—Si que lo hizo —conteste resistiendo un poco la risa.
—Y muy mojado —completo Charlotte antes de volver a sus apuntes.
—¿Qué? —Henry volvió la mirada a la señorita Shapen quien enseguida contesto señalándolo.
—Te quedaste dormido durante toda la clase.
—¿En serio? —pregunto incrédulo, lo que causo un pequeño suspiro de enojo por parte de la señorita Shapen.
—¿Ven a este muchacho? —se dirigió a toda la clase mientras lo señalaba y caminaba hacia atrás— esto es lo que pasa cuando te atreves a desvelarte con twitflash o twitlegram —volvió a su escritorio, pero antes de poder sentarse escucho a Jasper llamarla.
—Disculpe —levanto la mano — señorita Shapen.
—¿Qué? —ella regreso la mirada hacia Jasper.
—¿Puede mojarme el oído? —y todos voltearon hacia él, lo mire con confusión puesto que la felicidad que tenía su rostro era absurda.
Intente volver a mis deberes sin embargo volví hacia Henry quien nuevamente estaba acostado sobre su pupitre a punto de dormirse sonreí y le di una patada a el metal de su silla, lo que provocó que se exaltara y enseguida me viera con molestia ¿mi reacción natural? Hundir mi cabeza sobre mis apuntes, si, quizás ahora ni siquiera le caigo bien.
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