𝐷𝑜𝑛'𝑡 𝑐𝑎𝑙𝑙 𝑚𝑒 𝑎𝑛𝑔𝑒𝑙 [𝒌𝒐𝒐𝒌𝒗]

《Memento vivire》

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Las luces fosforescentes calaron en su rostro, la música escandalosa resonaba por todo el lugar y no le permitía conciliar el sueño nuevamente, las horas de trabajo pesado lo estaban carcomiendo, pero todo el esfuerzo y cansancio valía la pena, tenía que cumplir aquella promesa que le hizo a su padre antes de que aquel día sucediese.

Pero después de tantas décadas aún no lograba encontrar el punto débil de aquel ser, de ese ser que le arrebató todo, sin importarle que en ese entonces sólo era un niño pequeño que necesitaba de los cálidos brazos de su padre, sin importarle cuan desdichado lo iba a dejar el abandonó.

Jungkook era el joven más etéreo de aquel lugar, de ese infierno  que llamaba hogar, un hogar que en intermitentes situaciones lo hacía sentir asfixiado de una manera dolorosa y vivas. Pero que apesar de salir tan lastimado, seguía resguardando lo único que tenía de luzbel, el ser que le dio la vida y lo amo hasta el último momento, el ser que le entregó el amor que aún resguardaba en su corazón, todo para él , sólo para él, pero que de un momento a otro se le fue arrebatado.

El deseo de despertar y tener un nuevo día cada vez era más escazo, al momento de abrir sus ojos era inevitable que la imagen de aquel niño asustado llegará a su mente, tener el recuerdo de la última vez que tomó con cariño el cabello obscuro de su padre, el último "te amo" que recibió de él. Los días seguían siendo tan repetitivos, cansados y el porcentaje se su miseria aumentaba con los días.

Enfocarse en encontrar aquello, ese punto débil de aquel que reinaba en el cielo, era una tarea frustrante, tantos años de investigación y no tenía ¡nada!, sus opciones se ejecutaban en que muy probablemente tenía el tesoro muy bien guardado, bajó llave y ocultó de la forma más posesiva posible, y si ese era el caso lo iba a encontrar y a arrancar de raiz.

—la fiesta acaba de empezar Jungkook, te traje una copa del mejor vino para ir ambientandote un poco—. mencionó aquel chico alto con porte arrogante que venía entrando con 2 copas y una fina botella de vino—te mereces un poco de diversión—.

—¿tengo cara de querer diversión?—.

—no, pero de lo que si tienes cara es de necesitar diversión.—colocando las copas en aquella mesa de mármol, tomó asiento en una de las esquinas de aquella cama de sábanas de seda donde como todo el lugar abundaban el rojo intenso. —aparte, tengo noticias que te van a subir el ánimo.—

—habla claro kim, quiero tratar de dormir o al menos mantener los ojos cerrados.—

Las copas de vino fueron tomadas, ambos demonios disfrutando del delicioso y cálido sabor del alcohol, disfrutando la sensación que esté mismo les causaba.

—hace 2 días descubrimos a uno de ellos tratando de indagar el área donde se hacen las reuniones 'especiales', ¿no crees que pueda ser peligroso?—

El aire comenzó a entrar por el gran cancel que se encontraba abierto, las estruendosas carcajadas hacían presencia en la enorme habitación dando aviso a que otra noche de fiesta había comenzado.

—no es la primera vez que sucede, no tendría por qué causar problemas Namjoon—. Y era cierto, los angeles se caracterizaban por ser seres demasiados metiches, lo cuál ellos justifican con la mediocre palabra "curiosidad"—así que mejor concéntrate en lo verdaderamente importante—.

—no, es que en está ocasión  no fue cualquier angel—. La música retumbó más fuerte, siendo imposible que Jungkook escuchará lo que su mayor había proclamado, ignorando totalmente aquella alerta que empezaba a tomar forma, una forma pura y blanda, de un ser dotado de belleza y obediencia, pero con un pasado que lo absorbía cada que cerraba los ojos.

Los hermosos tulipanes eran su más glorioso tesoro, cuidarlos y amarlos le ayudaban a no pensar en el ayer y enfocarse en el ahora, en servir y ser fiel a aquel ser supremo que lo mantenía ahí, rodeado de otros ángeles, pero aunque doliera aceptarlo, sabía que la gran mayoría lo miraban con ojos de algo que lo lastimaba, y que por su inocencia no lograba identificar.

Para taehyung, ser el ángel guardián del mismo Dios le ocasionaba mucho trabajo, pero no podía quejarse, ni mucho menos expresar su sentir, prefería callar en forma de agradecimiento y seguir con su labor de servir y obedecer.

El color rosa de aquellas flores le hacían sentir una calidez significativa, acariciar los pétalos era majestuoso, admirarlas era su mejor momento del día, pero lo que el pequeño ángel no sabía, era que por más bella que fuera la flor, está en algún punto se marchitaria y quedarían hojas secas en el suelo, siendo pisadas, y convirtiéndose en simples cenizas olvidadas y siendo reemplazadas por semillas nuevas.

MEMENTO VIVIRE

(acuérdate de vivir)