En el parque se podía ver a un gran grupo de estudiantes reunidos y en el centro se podía ver a dos personas peleando sí, se podía decir eso. Ante el gran escándalo que hacían, captó la atención de una pelirroja que estaba pasando por allí y, izo que está que estaba de camino a casa, se parase, a ver el origen de todo ese escándalo. Al mirar más de cerca pudo ver a un chico en muy mal estado, todo golpeado y el otro que era el causante del aquellos golpes. Pero de repente gritó de la nada, llamado su atención.
- ¡¡NO ME VOY A RENDIR!!- grito el rubio que tiene la cara destrozada por los golpes.
- Tengo una razón para no rendirme.- siguió diciendo.
- Kiyomasa la única manera en que me puedas ganar es matándome. Yo definitivamente no me rendiré.- le reclamo al tipo que estaba hace unos momentos, le estaba destrozando.
- ¡Traigan mi bate!- ordeno, el organizador, a sus subordinados que estaban atrás de él mirando toda la escena.
Ante esa declaración, todo el público se sumergió en un silenció, para después llenarse de murmullos de la decisión que había tomado Kiyomasa de utilizar un bate.
- Te voy a matar.- dijo mientras esperaba que le entregaran su bate.
- Oye, Kiyomasa.- una voz gruesa hablo desde atrás.
- ¿Ah?- soltó enfadado el nombrado ante la persona que le había llamado desde su espalda. Al girar para ver a la persona se quedó paralizado sin decir ninguna palabra más.
- Has arruinado la corona.- dijo el chico rubio con los dos lados de la cabeza rapada, con una trenza y un tatuaje de un dragón en un lado.
Después de decir aquellos parabalas, comenzó a caminar hacia delante, siendo el foco de las personas presentes.
- Una trenza y un tatuaje de dragón a un lado, es el subcomandante del Tokyo Gang, Ryūguji Ken, pero también conocido como ''Draken''.- explico un chico que estaba entre el público hacia su amigo que parecía sin entender mucho la situación.
- Oye, oye Kenchin.- dijo el chico bajito que estaba detrás del más alto, así rompiendo el ambiente de tención de hace unos momentos.
- Ah, no me llames por ese apodo Mikey.- giró su cabeza y respondió fastidiado hacía su amigo por utilizar aquel ápodo tan infantil.
- Mi dorayaki se acabó.- dijo ignorando el comentario de hace unos segundos de su amigo.
Dejando ver que en sus manos ya no quedaba rastros de aquel dulce, lo único que quedaba eran las migajas que aún había en su rostro, pero con un movimiento de lengua quito toda prueba de aquello.
- Señor comandante, buen trabajo.- dijeron todos los presentes al captar la presencia del más bajo.
Al decir aquellas palabras, todo el público se inclinó hacia abajo en una postura de 180 grados hacia su comandante, que caminaba hacia delante, ignorándolos.
La pelirroja, que estaba presenciado toda la escena, ve como el más bajo se acerca al chico que está en el suelo consternado por la situación diciéndole algunas palabras. Después se aleja para dirigirse hacia el Kiyomasa dándole una patada dejándole en el suelo K.O. y con su pie en la cabeza del otro.
- Bueno, ahora, deberíamos de irnos a casa, Kenchin.- dijo hacia su amigo, aún teniendo el pie puesto sobre el inconsciente.
-Las ''peleas clandestinas'' son estúpidas.- declaro con una sonrisa hacia todo los presentes.
- No hagan cosas que arruinen el nombre de la ''Toman''.- reclamo esta vez el del tatuaje hacia el público.
- Takemcchi, nos vemos luego...-soltó en el aire la frase, ya que vio una melena conocida que se estaba yendo.
La joven de ojos obscuros que ha estado mirando todo, al ver que el asunto estaba llegando a su fin, decide en no perder más el tiempo y comenzar a caminar de nuevo hacia su casa. Pero se paró de golpe al escuchar, que a sus espaldas alguien la estaban llamando.
- Tn, ya te vas.- grito el comandante de la Toman con una sonrisa, hacia la pelirroja que estaba yéndose.
- Oh, Nat cuanto tiempo.- saludó alegre también el subcomandante al ver a su amiga.
Esa acción captó la atención de todos los presentes, haciendo que todas las miradas, se clavasen hacia la chica, esperando una respuesta de parte de ella hacia el invencible Mikey.
La joven, a darse cuenta de que es el foco de atención de todos, solo se dedicó a dar una sonrisa y una pequeña reverencia para emprender el camino hacia su casa de nuevo. Pero antes de irse de su maletín, saco un dorayaki y lo lanzó hacia Mikey, que le estaba saludando con la mano, para después irse. Mikey, al recibir el dulce, no dijo nada más y comenzó a caminar para irse él también.
- Ustedes chicos no se queden ahí, soñando, despertaos y váyanse, que el espectáculo ha terminado.- declaró al ver a su amigo irse.
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ESCAPAR (Tokyo Revengers)
أدب الهواةTn Nakamura una chica que a primeras apariencias no parece que tenga alguna relación con las pandillas, sumándole que tiene una apariencia de una chica dulce y amable que necesita a alguien quien la proteja. Pero por culpa de haber presenciado una p...