Déjame ayudarte

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La vida de Kara había dado un gran giro y ella no está preparada para afrontar esas vueltas.

Jamás se imagino estar en una situación así, suspirando pesarosa se quitó el suéter que tenía puesto y lo poso suavemente sobre la delgada manta que cubría a su bebé.

Su bebé.

No podía creer que era madre .

Mucho menos se imagino no tener nada que ofrecerle. No había planeado quedarse embarazada, ni siquiera sabía que podía hacerlo, al ser hija de padres borrachos e irresponsables estos nunca le hablaron de protección o nada en realidad. Ni siquiera le habían proveído estudios, de milagro la habían alimentado. Seguía viviendo bajo su techo mientras lograba juntar lo suficiente para buscarse algo sola, ahora todos sus ahorros habían quedado a la deriva en su casa, rogaba a dios que ellos no fueran a encontrarlo, mientras contemplaba la posibilidad se escabullirse a escondidas y recuperarlos...

Titirito al sentir el frío aire tocar su piel e inconscientemente pegó el pequeño bulto a su pecho buscando darle calor.

Se odiaba por no tener un hogar caliente que ofrecerle a su hijo, todo había sucedido tan rápido. Al principio cuando quedó embarazada creyó que sus padres la repudiarian, pero fue todo lo contrario, le proveyeron todo lo que podía necesitar, pero conforme los meses comenzaron a pesar empezaron actuar extraños, jamas atribuyó a qué estos ya tenían planes para su bebé. Debió imaginarlo después de como la habían tratado a ella, pero jamás imagino que llegarían al punto de vender a su propio nieto. Apenas había dado a luz el día anterior y ya querían obligarla a entregarlo, nada más vio la oportunidad salió corriendo del hospital con su bebé en brazos sin oportunidad de poder ir a tomar nada de casa.

Ahora se encontraba sentada en ese parque sin saber a dónde ir o a quien recurrir, temiendo las bajas temperaturas y el daño que podían causar a su bebé.

Apenas había comido un sándwich que una buena enfermera le había dado junto a 200 pesos cuando la ayudo a escapar. Pero eso no era nada, no cuando había cosas que un bebé podría necesitar.

Se estremeció cuando vio una silueta acercarse a ella y trato de esconder a su bebé lo mejor posible.

La mujer se detuvo a su lado y Kara apretó la mandíbula cuándo esta le comenzó a temblar del miedo.

—Hola… —saludo con una suave sonrisa, quien ahora podía decir era una mujer muy hermosa. —¿Puedo sentarme?

—Es un lugar público —respondio como si fuera obvio.

—Tomare eso como un sí. —Trato de bromear pero la rubia volvió a ignorarla.

—Está algo fria la noche —comento para hacer plática.

Kara la miro unos segundos antes de apartar la vista y encoger sus hombros con aire indiferente. Por dentro rogando que su bebe no fuera a hacer ningún ruido.

Lena se pregunto que hacía tratando de ayudar a alguien que por lo visto no quería ser ayudada. Ella misma se había prometido no crear lazos con nadie y llevar una vida solitaria sin embargo al verla ahí tan frágil, desorientada y perdida, algo en ella la obligó acercarse a pesar de sus reservas.

—En nada comenzará a nevar...—murmuro contemplando el cielo con una sonrisa.

Las luces navideñas ya adornaban la ciudad, pero la nieve hacia todo más especial, más mágico. No por nada el invierno es su estación favorita del año.

Por su parte Kara se asusto ante el pensamiento, no había contemplado esa opción. Sin poder evitarlo comenzó a sollozar asustada, la nieve solo empeoraría todo y lo más seguro es que su bebé y ella terminarían muriendo de frío.

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