8. Harry

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"Louis..."

Él estaba hecho un desastre.

Su pelo estaba desordenado y esparcido por todos lados, su rostro brillaba por el sudor, sus labios estaban ligeramente partidos, exhalando profundamente.

Su piel era como la más suave de las sedas, y Louis se encargó de marcarla completa con sus besos. Desde su sien hasta sus muslos, Louis recorrió su cuerpo como un mundo nuevo, listo para ser descubierto.

"Louis, por favor..."

"¿Si, cariño?" Louis levantó la mirada desde donde estaba posicionado entre sus piernas.

Ya no podía mantener los ojos abiertos, apenas podía formar oraciones. Su pecho subía y bajaba por su respiración tan agitada. Estaba arruinado, y todo gracias a Louis.

"Por favor... c-

Mierda.

Louis despertó como si le hubiesen echado un balde de agua fría encima.

Se sentó en su cama de golpe, estaba respirando agitado, todo su cuerpo estaba cubierto de sudor, y tenía una... situación. Una muy mala situación.

Mierda, mierda, mierda.

Eso no debió haber pasado.

¿Cierto?

No.

Para nada.

Nunca debió haber pasado.

"Louis..."

Mierda.

Louis revisó la hora en su celular. Nueve y treinta de la mañana.

Era seguro decir que no había nadie levantado a esta hora.

Liam debía estar muy cansado por el viaje, y Niall, era Niall.

Salió lentamente y en silencio de su habitación, mirando para todos lados para corroborar que no hubiese nadie a la vista.

Se dirigió al baño, y abrió la ducha. El agua tibia se sentía reconfortante al tacto. Louis inclinó su cabeza hacia arriba y cerró los ojos, dejando que el agua recorriera todo su cuerpo.

Sin darse cuenta, su mano se dirigió a su entrepierna. Sus movimientos eran gentiles, pero determinados.

"Louis, por favor..."

El movimiento de su muñeca se tornó apresurado, el sonido de la ducha ya no era registrado por sus oídos. Lo único que escuchaba era esa dulce voz llamando su nombre.

"Louis..."

Su labio inferior estaba rojo por la fuerza con la que lo estaba mordiendo para contener los sonidos que amenazaban con salir de su boca.

Sus ojos estaban cerrados, y solo podía verlo a él, acostado sobre su cama, con su espalda arqueada y su piel marcada.

En poco tiempo, Louis estaba con la frente apoyada en la pared de la ducha, calmando su respiración, tratando de bajar la adrenalina. De repente el sonido volvió a sus oídos. Louis terminó de lavar su cuerpo y cerró la ducha. Envolvió una toalla alrededor de sus caderas, y salió del baño.

Eso no debió haber pasado.

Mierda.

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Kiss CamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora