¿CatBoy?

Capítulo 1 ~Martes 13~

Era martes trece de marzo, y para Lee Know eso era terrible. Venía de una familia totalmente supersticiosa y que su primer día de trabajo cayera en esa fecha era casi inaceptable para él. Aquella mañana había tenido una oleada de mala suerte, su desayuno se quemó, su ropa no estaba planchada y la alarma no había sonado gracias a qué su celular no funcionaba. Fue por eso que no se sorprendió cuando el tren llegó treinta minutos tarde.

¿Que podía hacer? Lo hecharian apenas cruzara las puertas de la cafetería y se estaba preparando mentalmente para que eso sucediera.

Visualizo el tren a lo lejos y se acercó al andén, parecía que todo sucedía en cámara lenta. En su mente otra media hora pasó hasta que pudo subir al armatoste gigante de metal. La decoración parecía antigua, tal vez no habían terminado de remodelar todas las líneas. Se sentó solo, el tren estaba vacío, las personas se habían marchado al ver que tardaba tanto en llegar.

Lee Know miró por la ventana un poco rendido, llegaba dos horas tarde y el tren no arrancaba. Estaba molesto, si fuera por el preferiría quedarse en casa cada martes trece y así no tener que sufrir toda la desgracia que ese día le traía.

—¿Está ocupado?— el pequeño castaño rodó los ojos ya que se vio interrumpido por el ruido del tren.

—¿Que?— Lee volteó su vista hacia el muchacho, lo último que quería es que perturbaran la poca paz que le quedaba.

—¿Que si está ocupado?— el castaño lo vio negar y girar su vista nuevamente hacia la ventana.

—Soy Han— pronunció mientras se sentaba.

—Soy Lee Know— un poco de molestia se notó en su voz.

Han sonrió y saco un libro de su mochila, lo apoyo a su lado al ver que llevaba desatados los cordones de una de sus zapatillas. Al agacharse para atarlos golpeó sin querer el libro y este cayó al suelo.

Lee Know lo notó y al ver que el chico seguía atando sus cordones levantó el libro y lo cerró, una pequeña risa se le escapó la leer el nombre de este.

—¿De que te ríes?— preguntó Han sacándole el libro de las manos.

—¿50 sombras de Grey?— sonrió.

—¿Que tiene de malo?

—Nada, solo que no pega con tu estilo.

—¿Y cuál sería "Mi estilo" Lee Know?

—Ya, no me digas Lee Know dime Minho.

—De acuerdo, Minho ¿Cual es mi estilo?

—No lo sé— Minho lo miró de arriba a abajo —Pareces una persona inocente.

—Lo soy.

—No estarías leyendo ese libro si lo fueras.

—Deberias leerlo.

—¿Yo? No, gracias.

—¿Por qué no? ¿Tienes miedo de que te guste?— ahora fue Han quien sonrió.

—No necesito un libro para saber lo que me gusta.

*Estimados pasajeros nos aproximamos a la próxima parada*

—Esa es mi parada— Han se levantó estirando su mano hacia Minho —Ha sido un placer conocerlo señor se lo que me gusta.

Minho estrechó su mano y rió ante su comentario, luego el tren se detuvo y observó a Han bajar mientras lo saludaba alegremente con una de sus manos.

¿Que acaba de pasar? Pensó Minho mientras volteaba nuevamente. Pero antes de llegar a la ventana vio en el asiento frente a él aquel libro '50 sombras de Grey' —Debe ser una broma— pronunció para luego tomarlo y guardarlo en su bolso. Lo devolvería apenas volviera a ver al chico.

Unos minutos pasaron hasta que llegó a su destino. Su nuevo trabajo era en una cafetería, hacer cafés no era su fuerte pero necesitaba el dinero así que accedió rápidamente a trabajar en el lugar luego de la entrevista.

Su jefe lo esperaba en la entrada con un semblante escalofriante —Estas despedido— pronunció sin siquiera escuchar lo que Minho tenía que decir.

—Señor Bang, por favor, prometo que no volverá a ocurrir.

Christopher Bang, Bangchan como le decían sus amigos era solamente un año mayor que Lee Know. A sus 24 años era dueño de una hermosa cafetería, aunque le hubiera gustado ser comediante.

Una carcajada se le escapó al ver cómo el chico le rogaba —Deberías ver tu cara en este instante— Bangchan seguía riendo fuertemente.

—¿Que?

—Si vuelves a llegar tarde estarás realmente despedido, entra te presentaré al resto.

Minho lo siguió sin entender nada ¿Entonces no estaba despedido?

Una vez dentro del lugar se sintió aliviado, era muy bonito y todos parecían buenas personas. El día paso rápido, y Minho solo quería llegar a casa. Esperaba que el resto de la semana fuera tranquila, en unas horas había sufrido suficiente como para todo el año.