Capitulo único.

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La noche estaba en todo fulgor, pero la actividad en el reino era enorme.

Personas corriendo por refugio, intentando sobrevivir al fuego que lanza la majestuosa y vengativa criatura.

El principe, con armadura y espada en mano buscaba.
Buscaba a su alrededor al azabache.

Se protegía, protegía a su pueblo como podía pero su desesperación fue aumentando cuando no ve a su sirviente.

Ahora no sabe si el calor de su cuerpo es por las inmensas llamas que lo rodean o los nervios que están saliendo de su cuerpo.

Busca, sigue buscando, sus ojos se mueven a una velocidad que no conocía el mismo. ¿Dónde esta...?

—¿Dónde estás...?—murmuro aún buscando.

Su alrededor va más lento, siente que el tiempo va más lento, las personas corriendo, los bebés llorando, los grito desesperados de las personas.

Pero no...pero no está el, en ninguna parte...¿Dónde esta el?, ¿Dónde esta su dulce sirviente?, ¿Dónde esta su torpe Merlin?.

Su cuerpo se siente paralizado por toda la impotencia que siente, quiere caer sobre sus rodillas, en medio de las llamas.

Sus pensamientos suicidas comienzan, se pregunta ¿Cómo se sentirá ser abrazado por las llamas rojas?. ¿Dolerá como mil espadas atravesando su cuerpo?.

Pero antes si quiera de reaccionar, alguien se abalanza sobre el.

Al fin deja su parálisis para ver a su salvador, aquel chico callo encima del rubio. Quien lo recibe con agradables palabras.

—¡¿Qué demonios Arthur?!— grito en disputa aquel joven de cabello negro.

—Merlín...—dijo susurrando.

—¡¿Acaso quieres morir idiota?!—dijo ignorando completamente lo anterior dicho. Mientras se levantaba rápidamente.

—¿Dónde estabas?—su parálisis aún no se va por completo, por eso no se molestó en poner una cara en especial o alzar la voz para ser escuchado.

Merlin no le escucho, pues había mucho ruido en el lugar. Extendió una mano a su señor.

—¡Vámonos!— dijo con un rostro de preocupación— ¡No recibiré un no por respuesta!.

Arthur no lo pensó, sujeto aquella mano canela, se levantó para ser arrastrado hacia el interior del castillo. Sus manos en ningún momento se soltaron.

Su desesperación y pensamientos desaparecieron por completo al ver al azabache. Sentía que podía respirar al menos un poco mejor. Sintió un alivio inmediato.

No se dió cuentan cuando llegaron a los pasillos del castillo. Merlin se detuvo porque habían pasado corriendo adelante de el.

Mientras pasaban, Arthur soltó la mano de Merlin, pero no le molestó o inquieto que Arthur apartará su mano.

Después de que las 5 personas pasarán rápidamente, Merlin se iba a dar la vuelta para decirle algo importante.

Su acción fue impedida por los fuertes brazos de Arthur, lo abrazo por detrás.

—Que bueno que estás bien...—susurro, solo para Merlin.

Podía sentir que ambos corazones latina rápidamente. Un sonrojo fue captado en la piel de Merlin, solo atino a poner una mano arriba de las manos de Arthur. A la altura del corazón.
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La desesperación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora