•Infinity•

I Love You Infinity

Suelto un suspiro entrecortado, sobre pensando en si es realmente una buena idea tocar a ala puerta o no. Ni siquiera tengo tiempo de tomar una decisión cuando la puerta se habré dejándome ver a un Charlie bastante decaído.

Mi padre entre abre la boca observándome como si fuera una ilusión y puedo ver un brillo de sorpresa en sus marrones ojos cristalizados.

— Papá... — Musito sintiendo como un nudo se instala en mi garganta.

— Dios mío, Danielle — Mi padre me estruja en sus brazos con fuerza

Recargó mi mentón en su hombro dejando que todo pase, me permito relamer por primera vez en mucho tiempo, dejo de estar alerta.

— ¿Donde as estado? — Cuestiona entre sollozos.

— No...no lo sé — Niego con los ojos cerrados.

(...)

Jacob pasa su mano por mi espalda dejando un rastro ardiente en ella. Suelto un suspiro girando mi mirada hacia el lobo.

— ¿Fue correcto regresar? — Lo cuestiono.

— Sí — Asiente — Siempre supe que eso tenía fecha de caducidad, quieres mucho a Charlie como para abandonarlo realmente.

Esbozo una sonrisa de labios sellados bajando la mirada a el edredón de mi cama.

— Al menos Pandora y Charlie están de acuerdo con que te quedes en Forks...

— Nunca antes les había causado problemas — Niego — No se siente bien...y los rumores, todo lo que se habla en el pueblo.

— Todos ellos se pueden ir a la mierda.

— Todo a cambiado tanto, Jacob — Siento como un miedo indescriptible se apodera de mi — Papá y Sue...por Dios, papá consiguió a alguien.

— ¿No estás feliz por él? — Jacob me cuestiona.

— Claro que lo estoy, no me mal entiendas es sólo que todo es muy raro ahora...solíamos ser sólo él y yo contra el mundo pero luego Bella se mudo y los vampiros, lobos. Y ahora Sue y sus hijos...la vida sigue, Jacob. El tiempo no se va a detener y eso me está comenzando a asustar mucho.

— ¿Qué es lo que te da miedo?.

— Todo — Exclamo con desesperación — Todo me asusta, no quiero que las cosas cambien, no quiero crecer...el futuro me da miedo, Jacob.

— ¿Tan malo sería? — El azabache me cuestiona viéndome con un brillo de preocupación.

— Me gusta mi vida de antes... — Confieso con un fuerte sentimiento de tristeza inundándome por completo — No quiero que las cosas cambien.

— No podemos controlar eso...

— Es fácil para ti decirlo...tú no vas a cambiar.

— Si eso es lo que te asusta, dejare ir a mi lobo, ya no me importa. Sólo te quiero a ti.

— No se trata de eso... — Niego — Tu no eres el problema, nunca lo fuiste. Siempre fui yo.