🗝️ℭ𝔦𝔯𝔠𝔲𝔰 𝔣𝔬𝔯 𝔞 𝔭𝔰𝔶𝔠𝔥𝔬🗝️ [𝔍𝔦𝔫 𝔶 𝔍𝔦𝔪𝔦𝔫]

-CAPITULO SIETE-

–ave maría purísima

–sin pecado concebida

–te escucho hija mía

–padre... he pecado, he pecado de la peor manera

–hija, ningún pecado es tan grande ni tan pequeño para no ser perdonado, recuerda que nuestro dios es misericordioso

–pero padre, he tenido pensamientos impuros

–eso es normal, somos humanos

–pero no solo eso, no es solo uno, tengo deseos carnales con dos hermanos, les he ofrecido mi casa como su hogar pero los pensamientos vulgares se hacen más y más fuerte, he tenido intimidad con uno de ellos, lo he disfrutado y después me he besado con el otro, me gusta pero a la vez me quema ¿Qué puedo hacer?

–...

–¿padre?

–lárgate –habla en un hilo de vos débil–

–¿Qué?

–¡lárgate maldita hereje, eres una maldita prostituta! ¡¿Cómo te atreves a pisar la casa de dios?!

–¡demonio! ¡Mereces morir como maría magdalena!

Tn voltea, mirando a monjas y misioneros señalándola, de pronto entran niños, arrojándole piedras, ella trata de salir pero las monjas le impiden el camino, cerrándole las puertas. Desesperada se deja caer al piso tapando sus oídos, esperando los golpes, pero de momento los insultos cesaron, se levanta aun aturdida, más una mano infantil la jala de su playera, al voltear su cuerpo se paralizo

–¿ese es tu único pecado? O ¿acaso te has olvidado de mí? O mejor dicho ¿de nosotras?

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Tn

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–tn

–¿mmm?

–¿estás bien? No dejas de ver la capilla

–ha...sí, todo bien, solo estaba imaginando unas cosas

Seguí caminando junto a tae, aunque aún no estaba preparada para conseguir otro trabajo era necesario que lo hiciera, no podía seguir recibiendo la ayuda de tae y kook, al llegar a mi apartamento tae me deja en la puerta ya que él también tenía cosas que hacer, al entrar veo a jimin acostado en el sillón, el me mira pero desvió la mirada

–¿y Jin? –pregunto serrando la puerta, demonios, mi respiración se hace más pesada–

–se está bañando

–¿tienes hambre? Puedo cocinar algo rápido o...

Jimin me interrumpe al acorralarme contra la puerta, solo agacho mi mirada avergonzada, después de lo que paso ayer no puedo evitar recordar ese momento cada que lo miro

–¿Por qué no me miras? –se acerca más, mierda, mis piernas están temblando– ¿acaso me temes?

–n...no

–¿entonces?

–...

No tenía palabras, no sabía cómo reaccionar, con el simple hecho de tener su presencia hace que mi pulso se acelere y sienta escalofríos por todo mi cuerpo

–acaso –toma mi barbilla con sus manos, estaba perdiendo la fuerza dejando caer las bolsas de compras– ¿no te ha gustado lo que hemos hecho?

–... –bajo la cabeza avergonzada–