CAPÍTULO 6

24 4 0
                                    

EVELYN POV

Comencé con un par de compases de introducción y después dejé fluir la letra de los primeros versos. En el primer estribillo, Nico hizo una señal a unos esqueletos músicos, que me acompañaron con un cuarteto de cuerda. Puse más sentimiento en esa canción que jamás en mi vida, pensando en mi amigo. Mi hermano. Jason Grace.

Continué con la segunda estrofa. Había un verso en particular que sentí más que ninguno:

"Si pudiera hacer retroceder el reloj, haría que la luz venciera a la oscuridad"

Si yo hubiera estado en ese barco, con el emperador Calígula, me habría asegurado de que Jason saliera airoso. Incluso si hubiera tenido que ocupar su lugar, lo habría hecho. Porque, cuando yo consideraba a alguien mi amigo, iba por él hasta el fin del mundo. Si no, que me mirasen ahora, que estaba en el Inframundo, dándole un concierto a Hades.

Abracé con mi voz el segundo estribillo. Y tras él venía la parte diferente, que originalmente era a dos voces: la principal perpetuaba una nota larga y potente, y la secundaria hacía un pequeño coro armonizando con otras palabras.

Naturalmente, tenía planeado pasar de la segunda voz, porque yo era solo una, pero casi se me quebró la nota al oír una nueva tonalidad aterciopelada y melodiosa entrar en la armonía. Era más dulce de lo que habría imaginado, pero a la vez algo tímida y tenue. Quedaba bien con la mía. Era la voz de Nico. Me acostumbré al sonido de ambas juntas y me lancé a terminar esa parte junto a mi amigo. 

Entonces le hice un gesto con la cabeza para que él me relevara en el último estribillo al mismo tiempo que yo metía en la canción el encantamiento de mis pendientes mágicos, que era imprescindible para que pudiera influir en la reacción de Hades y que nos dejara ir a por Jason. Cuando terminé, me dio tiempo a armonizar con Nico el último verso.

"Necesito que veas que tú eres el motivo"

En serio, como Jason no quisiera volver después de todo esto, pensaba llevármelo arrastrando a la fuerza por su oreja fantasmal.

Cuando terminamos, miré a Nico. Este miró a su padre y luego a Perséfone.

Hades sonrió de soslayo y aplaudió lentamente. Su esposa se unió a él, con una amplia sonrisa. Todo el palacio (los esqueletos incluidos) se inundó de aplausos.

Nico estaba rojo como un tomate y yo no podía disimular mi cara de alegría.

El rey del Inframundo levantó una mano y el ruido cesó. Mi sonrisa se borró y dio paso a una cara de expectación. Si Hades se había dado cuenta del encantamiento... La teníamos liada.

-Me ha gustado. ¡Me ha gustado! Como prometí, podéis ir a buscar a vuestro amigo - el dios extendió el brazo y se abrió una puerta en el muro del palacio que conducía directamente a los Campos Elíseos.

-Gracias, padre - Nico agachó la cabeza.

-Gracias, señor Hades - hice una pequeña reverencia.

Él asintió levemente y salimos por la puerta.

-¡Mucha suerte! - nos deseó Perséfone.

***

-Vale - declaró Nico. - Ya está lo fácil.

-¿Lo fácil? - pregunté, incrédula. - Estarás de broma...

-Para nada. Falta convencerle.

-Nos apañaremos. ¡Lo que yo no sabía es que cantases tan bien! - le di un codazo sin fuerza.

-Calla - replicó, azorado. - Quería participar... Eso es todo - se caló bien la chaqueta.

-Vale - levanté las palmas de las manos en señal de derrota -. Solo digo que lo haces bien.

El chico masculló un "gracias" y continuamos caminando.

Me pareció ver a conocidos allí: el profesor Dumbledore, Sirius Black, Silena Beauregard y Charles Beckendorf... Cedric... y bastantes más, por desgracia.

Sonreí nostálgicamente, pero no me acerqué más. Solo teníamos que salvar a una persona. Y debíamos hacerlo rápido, o me darían ganas de vaciar todos los Campos Elíseos.

Nico se dio cuenta y me llevó por otro camino.

-Vamos - me indicó.

Yo le seguí hasta llegar a un jardincito en el que había un pequeño estanque, unos arbustos con flores blancas, violetas y azules y un banco de madera que tenía un diseño antiguo. Todo parecía corriente pero, a la vez, estaba claro que no lo era. Había algo allí, una especie de energía, que nos recordaba que aquel lugar no se encontraba en la superficie.

Allí había un fantasma que nos daba la espalda. Estaba echándoles miguitas de pan fantasmal a unos patitos fantasmales que nadaban cerca de él, en el estanque.

-Para - Nico me agarró del brazo para evitar que siguiera caminando hacia adelante. - Creo que es ese.

-¿De verdad? - le susurré, llena de esperanza.

Él asintió.

-No hagas el tonto.

-¿Yo? ¡Venga ya!

¿Por qué todos asumían que en un momento así de importante como aquel iba a hacer el tonto? No era la primera vez que me lo decían, vaya ánimos.

-Esto... ¿Jason? - dijo Nico, acercándose a él.

El fantasma se dio la vuelta y sonrió al reconocernos.

-¡Nico! ¡Evie! ¡Cuánto me alegro de veros! ¿Qué hacéis aquí? - Jason frunció el entrecejo. - Vosotros estáis vivos, ¿no?

-Claro, "bro" - reí, conteniendo las lágrimas.

-¿Entonces?

-Venimos a llevarte, cabeza de chorlito - le dijo Nico.

-¿A llevarme? ¿Cómo que a llevarme? ¿De vuelta? Estáis locos. ¿Y si se entera tu padre? - le preguntó.

-Mi padre nos ha permitido que vengamos a por ti - afirmó Nico.

El fantasma de Jason pestañeó.

-Guau. Eso no me lo esperaba.

-Sí, pues no pienso darle más conciertos. No me entendáis mal, el tío tiene buen gusto para la música, pero lo voy a dejar como experiencia irrepetible.

Nico negó con la cabeza, no sé si con diversión o exasperación y Jason rió.

-Mirad, me parece un gesto precioso, de verdadera amistad, que vengáis a por mí, en serio. Pero yo hice un sacrificio... Y además, no quiero que la gente sufra más...

-Tío, créeme. Sufriremos más si no estás. Tú no viste la cara de Percy cuando se enteró. Eres un pilar muy importante en nuestras vidas. En la de Nico, en la mía y en la de todos nuestros amigos. Y lo del sacrificio lo seguiremos recordando, ¡claro que sí! ¡Mira a Leo o a Hazel! Seguirás siendo un héroe. Nuestro héroe.

-Tiene toda la razón del mundo, Jason. La idea de no tenerte a nuestro lado... - Nico sacudió la cabeza. No estaba acostumbrado a decir cosas bonitas. - Puede que no lo creas, pero... el mundo es muy distinto sin ti.

-Viniendo de él, significa mucho - sonreí.

-Oh, chicos... Os daría un abrazo ahora mismo - se enjugó una lágrima fantasmal.

Se me escapó algo a medio camino entre una risita nerviosa y un sollozo. Era muy raro ver al chico como un fantasma.

-¿No estarán todos un poco propensos a que les compense el susto dándome una torta, como pasó con Leo?

-No te digo que no... - empezó Nico, pero lo corté rápidamente.

-Pero es mejor eso que no volver a verlos ni ellos a ti hasta que pasen no sé cuántos años.

-Cierto - Jason sonrió con melancolía.

-Entonces... ¿Te vienes?

Ρrογεcτο Ωrfεο - Jason Grace AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora