Daddy

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-Vamos, hazlo por mi, ¿si?- El castaño pedía una vez más a su amigo, quien, en los 30 minutos que ha estado intentando recibir una respuesta positiva, no le había dirigido la mirada. 

-No tengo por qué acceder Tony. ¿Quieres coger con Rogers? Ve y hazlo. Después de todo, nadie se resiste a tu encanto, ¿verdad?.- Respondió marcando lo último con un tono burlón. Era la primera vez que veía a su mejor amigo armar miles de planes para ganarse a UN hombre. 

-Por favor Loki. Acaba de salir de la escuela, si me acerco sabrá que le he perseguido desde aquí.- Habló desesperado, tratando de poner ojos de cachorro, aunque sabía que con su amigo no funcionaban. 

-¿Para que me quieres ahí? ¿No has dicho que tu padre recibió la invitación al evento? Solo vas, te presentas como el hijo del dueño de Stark Industries y ya, dejas que la conversación siga su flujo.- Respondió hastiado, cerrando el libro que tenía sobre la mesa. Al parecer no conseguiría estudiar durante ese receso. 

-Necesito que me apoyes allí, necesito un soporte. Por favor Loki, te lo ruego, no puedo sin ti.- Pidió el castaño, intentando una última vez convencer a su compañero. 

-Bien.- Accedió el pelinegro con un suspiro.- Pero tienes prohibido dejarme solo sin decirme, o juro que será la última vez que recibirás un favor de mi parte.- Sentenció justo en el momento en que el timbre indicaba el pronto comienzo de la siguiente clase. 

Loki era estudiante en una escuela en Nueva York. Tenía calificaciones ejemplares y permanecía en los primeros lugares en cuanto idiomas, letras y números. Todo un prodigio como solían llamarle. Su mejor amigo, Tony Stark, era igual de aplicado e inteligente, pero se diferenciaban debido a sus actitudes. El moreno prefería permanecer con un bajo perfil, y concentrarse de lleno en su futuro, mientras que el castaño llamaba la atención por donde pasase. 

-Entonces le diré a Jarvis que pase a recogerte para que nos juntemos en mi casa.- Habló felizmente luego de abrazar a su mejor amigo.

La noche anterior, el padre de Tony, había recibido la invitación al gran evento que se realizaría en la casa de los Rogers, quienes eran grandes socios de Stark Industries. Claramente, como futuro CEO de la compañía, el hijo de los Stark, debía estar presente para "adecuarse al ambiente de negocio". Aunque la única motivación del menor para ir, era ver al rubio por el que hace dos años se moría. Steve Rogers era el hijo del socio de Edward, hijo único, que había salido el año anterior de la preparatoria, para entrar a la universidad, y prepararse para luego llevar él los negocios de su padre. 

La mañana pasó rápidamente para el ojiverde, como siempre. A la salida, se despidió momentáneamente de su mejor amigo y tomó el transporte hasta su pequeño departamento. Debía llegar rápido si quería alcanzar a contar una última vez el dinero de la renta. El casero era muy estricto con respecto al pago, al igual que él era responsable con ello, por suerte. 

Como debía bajar al otro lado de dos calles de doble vía, tenía que conservar especial cuidado al cruzar, pues la mayoría de los conductores pasaban a una velocidad considerablemente alta. Tomó sus libros contra su pecho y cruzó las primera mitad del cruce, ahora debía cruzar el último tramo y podría entrar a su casa. Miró bien y cruzó, pero de la nada, un auto se acercó rápidamente, y tan de repente como apareció, frenó, haciendo a los frenos chirriar fuertemente. Del lujoso auto bajó un hombre alto, con gafas de sol cubriendo sus ojos. Debido al susto, el pelinegro respondió impulsivamente. 

-¡¿Qué demonios ocurre contigo?!- Gritó con el pulso desbocado y la respiración acelerada- ¡Casi me matas! ¡¿Estás loco o qué?!

-¡Pero si tu apareciste de la nada! ¿Qué no te enseñaron a mirar antes de cruzar?- Habló el mayor, mirándole de forma algo reprobatoria. 

Daddy- ThorkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora