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Un frasco anaranjado de analgésicos se hallaba descuidadamente tirado ocasionando que un par de píldoras se esparcieran de forma desordenada en la superficie plana de la mesa que había en la sala

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Un frasco anaranjado de analgésicos se hallaba descuidadamente tirado ocasionando que un par de píldoras se esparcieran de forma desordenada en la superficie plana de la mesa que había en la sala. En el mismo mueble también estaba un vaso de agua medio vacío y algunos cuantos documentos en braille del último caso que el pequeño despacho de abogados recibió tiempo atrás. Todo el lugar estaba mayormente inundado de oscuridad y la única iluminación destacable provenía de la gran valla publicitaria que había en frente del edificio y que cambiaba de color cada cierto tiempo.

Matt se encontraba recostado en el sofá de su departamento con una expresión llena de abrumación y agotamiento. Quería dormir, pero sus doloridos músculos no se lo permitían, además, podía escuchar a la perfección algunos de los crímenes que se estaban desarrollando en la ciudad haciéndolo sentir impotente. La noche estaba en su punto más alto y la razón por la que no patrullaba fue porque estaba intentando ser un mejor amigo para Foggy. El pelirrojo recordó con culpabilidad que días antes ambos volvieron a enfrascarse en una fuerte discusión debido a sus actividades nocturnas, y es que en una de sus visitas de improviso, su mejor amigo volvió a encontrarlo inconsciente en el suelo, atiborrado de heridas sangrantes, hematomas y al menos un par de costillas rotas.

Nunca deseó que él tuviera que verlo así de nuevo, ni provocarle el dolor y la angustia que implicaba eso, pero aquella noche la guardia terminó tan mal que muy a penas pudo llegar a su hogar. No recordaba mucho, solo sabía que Foggy lo levantó la mañana siguiente e intentó ayudarlo antes de entrar en pánico y estallar en lágrimas. Al final, fue Claire quien remendó sus heridas y lo atendió hasta que despertó horas más tarde, y a partir de ahí, lo único que recibió fueron regaños y gritos, y Matt, como la persona terca y obstinada que era, causó que todo empeorara.

En un intento de mejorarlo tomó la decisión de sanar sus heridas antes de volver a patrullar, así que aquí estaba. Acostado en su sillón evitándole otro malestar y otra preocupación al hombre que siempre estuvo a su lado desde la universidad e ignorando la imperiosa e hiriente necesidad de ponerse el traje y salir a pesar de sus evidentes lesiones. Suspirando se apoyó sobre su lado derecho y colocó su mano debajo de la almohada al mismo tiempo que cerraba los ojos y se hundía hasta la barbilla en su gran manta tejida, la cual le generaba algo de escozor y picazón en su piel sensible, aunque no le importó, debido a que fue un presente que la familia de Foggy le regaló en algún punto de la carrera.

Pese a ser medianoche, y para irritación de Matt, el residente de dos pisos más abajo reprodujo por sexta ocasión 11th Street Kids, canción que comenzó a aborrecer por el creciente dolor de cabeza que le causaba. El abogado nunca la había escuchado antes de hoy, pero ahora sabía la letra con exactitud de tanto oírla, y el hecho de que el vecino la cantara con una voz increíblemente desafinada no lo hacía mejor. Gruñendo por lo bajo abrió los ojos, después se removió por algún par de segundos y se resignó a mantenerse lúcido sabiendo que esta noche no dormiría.

Un hilo grueso sobresaliente de su manta se enredó en su dedo, por lo que tiró de él hasta que emergió en su totalidad. Inconscientemente comenzó a realizar algunos nudos y no se detuvo hasta que escuchó unas pisadas fuertes y constantes dirigiéndose a su edificio. Sabía de quién se trataba, todo en él era demasiado reconocible. Calzado militar, latido de corazón firme y una combinación de aromas que se resumían en el cuero de su abrigo, sangre, pólvora, café amargo y pastillas con sabor a menta.

Un Pequeño Detalle [Fratt]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora