Pues bien, raramente estaba entrando al edificio, creo que por segunda vez en toda mi vida, temprano. Esta vez una hora antes aproximadamente. Fui la primera en llegar de nuevo. Guau, esto si que no me lo creía. Abrí con llave mi oficina, porque, sí, cerrábamos con llave cada espacio para que en caso de atraco o algo parecido, les fuera más difícil, o por lo menos, requiriera más tiempo. Me volví a encontrar con un olor agradable, como a rosa. Efectivamente, encima del despacho, había una flor. Intuí que era de Noah, porque... Bueno, porque lo sabía. A su lado, esta vez, había otra nota "Sigue el rastro", ponía. Como estaba sola, y había llegado temprano, me di una vuelta por los alrededores de la oficina. Cuando llegué a la máquina de café, había otra rosa. "¿Buenas vistas?". Deduje que estaría en la terraza. La intriga invadía mi cuerpo, no sabía, como siempre, lo que iba a pasar a continuación. Seguí caminando por el pasillo y, cuando abrí la puerta de la terraza, poco más, me atraganto. Destacando con su piel morena, tenía una camisa blanca y unos pantalones vaqueros, y también llevaba unas air force 1 blancas que le combinaban.
En esto, con una sonrisa pícara, me agarra de la cintura y me choca contra él. Lentamente, se acerca a mi oído
-Te estaba esperando...-susurra, con voz ronca
-Yo...-iba a empezar a hablar, pero no fue así. Antes de terminar la frase, su dedo índice rozaba por mis labios para 'hacerme callar'. Fue ahí, cuando, sin poder evitarlo, a menos de un centímetro de su boca, le besé. Bueno, nos besamos. Y, para ser honestos, no fui gentil a la hora de hacerlo. Fue un beso agresivo, lleno de deseo, apasionado. Noté que, mientras me cogía de la cintura, cada vez me apretaba más contra él mismo, y, bueno, la mano que estaba en la cadera digamos que se movió hacia mi culo. Apretó y no pude evitar soltar un gemido. Yo llevaba un vaquero y también una camiseta bastante floja. Digo llevaba, en pasado, porque me la quitó segundos después del beso... Y bueno, pues perdí el control. Le desabroché la camisa y él me quitó el sujetador. Así sucesivamente, nos fuimos deshaciendo de la ropa que llevábamos. La verdad, es que, aunque era temprano, frío no tenía. Más bien me notaba caliente, con lujuria. Como ya os estaréis imaginando, terminamos haciéndolo allí mismo, en la terraza de donde trabajo. No es el mejor sitio donde lo he hecho, pero la experiencia fue brutal. Minutos después de acabar, seguíamos juntos, abrazados, sin decir ni una sola palabra de lo sucedido. Empecé a notar que los otros empleados llegaban a trabajar, y me despedí:
-Bueno, mejor que no nos vean así... Está empezando a llegar gente, y... No es por echarte pero...
-Si, sí. Te entiendo. A ver cuando nos volvemos a ver, ¿eh?- me dijo con una voz seductora. De verdad, ¿en qué momento?
Nos volvimos a besar. Dios, estaba atrapada en esos labios húmedos y carnosos. Podría cambiarme de trabajo a 'besadora de Noah'... Madre mía, creo que estoy empezando a delirar...
Pues bien, como dije antes, ya había llegado bastante gente, y yo estaba en mi oficina. Fue cuando me estaba acomodando para empezar a trabajar cuando petaron a la puerta.
- ¿Sí?
- Soy Enrique, el técnico de cámaras
Sin pensarlo, le dije que pasara
-Hola Helena, a ver como decirte... Dado a que es mi oficio, me dedico a vigilar las cámaras del edificio, y, hoy por la mañana, pues las estaba revisando y...- madre mía, ya supe a lo que se refería. Enrique era un hombre muy gracioso, así que esto parecía una comedia para él... A mí en particular, no me hacía tanta gracia- Bueno, pues como buen hombre que soy, he eliminado las grabaciones de la terraza de hoy por la mañana. Así, te evitarás problemas- me dijo, riéndose- Y la próxima vez, tener más cuidado.- dice, guiñándome un ojo - Ah, y, de recuerdo... - Me dio un usb negro. No sé que era, pero le sonreí y le agradecí el regalo.
Cuando se fue, lo primero que hice fue reírme de mí misma, porque, como no, esto solo me puede pasar a mí. Después, enchufé el usb en mi portátil y abrí el archivo... Ay madre... Era el vídeo de la mañana, mío y de Noah. No sabía que pensar, estaba atónita (¿quién no lo estaría?). Pues, claro, ya que tenía tiempo de sobra, me puse a verlo. Repasaba una y otra vez el cuerpo desnudo de Noah, dios, ¡qué bueno estaba! Entre tanto, no sé cuanto tiempo había pasado, pero volvieron a llamar a la puerta. Esta vez era Alice. Rápidamente, desconecté el dispositivo y lo guardé lo más veloz que pude.
- ¿Qué estabas haciendo?- me dijo, con intriga
- Nada, nada...- no sé porqué pero me empecé a ruborizar. Bueno, sí sé porqué
En esto, me despierto.
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Rosas rojas
RomanceTres amigas que se conocen prácticamente desde siempre. Un día deciden ir a una fiesta. Música, bailes, alcohol ¿Qué puede salir mal? Helena quiere encontrar al chico perfecto; Samantha, no buscaba el amor (pero habrá excepciones) y Celia se llevará...