ꪑꫀꪑꫀꪀ𝓽ꪮ ꪜ𝓲ꪜꫀ𝘳ꫀ

𝕀𝕟𝕥𝕣𝕠𝕕𝕦𝕔𝕔𝕚𝕠́𝕟

Cuando prendes la llama a una cerilla, esta se consume, aunque la apagues deja una huella que no se puede borrar, la marca de lo que una vez hubo. Esto no solo ocurre físicamente, una muerte, una traición, una mentira, todo esto también deja una marca, invisible pero más poderosa.

Un mundo venido abajo, un mundo en el que todo se repite, un animal que comete errores y los repite sin parar, que no aprende a avanzar, ¿el animal? El ser humano, y, ¿el planeta? La Tierra.
Las profecías siempre son ciertas, y no se puede huir de estas. No tomes por loco a quien afirma tener visiones, si un día aparece muerto, es porque dijo la verdad.

Una profecía de un futuro cercano, está misma decía:

"Gotas que caen,
a un lago sin fin,
en un año inundan ciudades,
como tropas hicieron en mil.

La gota que colma el vaso,
la vela apagada por la tormenta,
el murmullo ahogado por los gritos,
caemos en nuestra propia condena.

La historia que se repite,
tendrá nuevos protagonistas,
los pasivos son las plantas,
y humanos activistas."

Esa fue la despedida a la sociedad anterior y la bienvenida al nuevo mundo.

Mejor lo explico desde el principio...

Corría el año 2046 y la Tierra se encontraba muy contaminada, mucha gente rechazaba el hecho de que existiera el cambio climático, por lo que este acabó con todo.
Los animales y plantas morían poco a poco, en septiembre de este mismo año, la gente comenzó a comprar excesivamente por miedo a que se acabase todo, y pues esto mismo ocurrió, las tiendas se vaciaron, los afortunados tenían alimento y ropa, por desgracia una gran parte de la población llegó tarde, cuando ya se habían desabastecido los comercios.
Comenzaron a aparecer nuevos virus y a radicalizar el tiempo meteorológico, se perdió la comunicación con el exterior, solo podías saber de aquellos a quienes veías.

Unos cuantos se salvaron, la mayoría no, solo conozco la historia de Dokodemo.

Dokodemo, es el pueblo en que vivo, los supervivientes de lo que llamamos "el sazón" consiguieron mantenerse vivos tras este apocalipsis y formaron este pueblo. Mis abuelos fueron unos de los supervivientes, ya han pasado 62 años desde esto pero seguimos sin comunicación con el exterior, aunque, al menos, están preparando expediciones en busca de más supervivientes o de tener una idea de dónde nos encontramos geográficamente, solo sabemos que nos encontramos en una isla en el Mediterráneo, ya que a las víctimas del sazón les pilló una tormenta cuando iban en un viaje siendo poco mayores que yo y un rayo hirió un ala de algo a lo que llaman "avión" por lo que cayeron aquí. Un avión es algo que servía para volar al estilo de los pájaros pero en grupos, dicen que estaba compuesto por algo que denominan tecnología.

Mejor me dejo de historia, me suelo entretener mucho con ese tema...
Yo, soy Miller, Alexandra Miller, aunque nadie me llama así, siempre me llaman Alex. Si ves a una chica normal que no encaja, esa soy yo, la típica estatura de 1'67, los mismos ojos miel, el mismo cabello castaño, no hay nada excepcional.

Desde pequeña me he separado de la gente de mi edad, porque son distintos a mí, a las niñas les gusta jugar con muñecos y hacerse peinados, mientras que a los chicos suelen estar jugando con una pelota. Intenté mantenerme para mí misma, pero un chico pasó mis fronteras hace años...
Shawn, lo conocí cuando teníamos 7, se me acercó un chico de cabello negro como el azabache, con dos esferas azules grisáceas que reflejaban seguridad, una sonrisa adornaba su rostro y transmitía paz y amabilidad. Llevaba puesta una camiseta de manga corta negra con un panda, sobre una de rallas blanca y negra, unos pantalones negros vaqueros con rajas en las rodillas y unas zapatillas blancas. Se me sentó al lado y fingí no haberme percatado de su presencia, entonces comenzó a contarme chistes malos y a jugar con una pelota que traía, no pude evitar reír, por lo que siguió hasta que se me acercó más, y se convirtió en mi primer y único amigo. Shawn es la típica persona en la que puedes confiar para todo, nunca te falla o decepciona, y siempre va con una sonrisa en la cara, cuando aparece a la vista, ilumina tu día. Parece el típico chico malo, pero a pesar de ser bromista y algo travieso, es muy amable, sociable y alegre. No sé qué habría sido de mí si él no hubiese aparecido...no sé qué sería de mí sin él...

Bueno, comencemos con cómo comenzó todo.