Escuché algo y me desperté de golpe por los rayos de luz que atravesaban mi ventana. Gruñí y me giré, tapándome con la manta la cabeza para seguir durmiendo. Hasta que noté un peso, que casi me dejó sin aliento, caer de golpe sobre mí, volví a gruñir más fuerte, recibiendo risitas como respuesta. Noté cómo se retiraban las cobijas de mi cara, lo que hizo de gruñese más fuerte al notar los rayos de luz del mediodía, lo cual hizo aumentar sus risas.

-Venga perezosa.- Oí decir a Shawn.

-SHAWN RUSSELL ROTH!- Bajé un poco la voz tratando de sonar más amenazante.-Te juro que como no te quites de encima mío y me dejes dormir en menos de cinco segundos te vas a tragar mi daga por donde la luz del día no pasa-

-ALEXANDRA MILLER!- Escuché gritar a mi padre. -¡ESA LENGUA!

Shawn se aguantó la risa, me giré suspirando y a mi mala suerte, cayendo al suelo de cara, entonces es cuando Nico se empezó a descojonar.

-Vete a la mierda.-Dije con voz de dormida y moviéndome a una posición más cómoda sin moverme del suelo.

-Oh, venga ya, no te vayas a dormir.

-¿O qué?

Noté mi error en ese mismo instante. Podía notar la sonrisa que se le dibujaba a Nico en el rostro mientras se me sentaba en la espalda.

-NO.- Grité- QUÍTATE DE ENCIMA MÍA.

-Por qué, ¿no estás cómoda? ¿Prefieres otra posición?

Al decir eso, juraría ver la sombra de mi padre asomarse a mi habitación e irse poco después.

-No me extraña que nuestros padres pensasen que estábamos saliendo, pervertido.

Empezamos a reírnos sin parar, recordando cómo nuestros padres nos miraban con sospecha y nos organizaron una reunión para preguntar.

-Bueno, te vas a quitar, ¿o qué?

-Solo si después te levantas y sales.- Dijo mientras reía- Hoy nos dejan explorar un poco más el alrededor.

En cuanto escuché lo último me giré y me levanté con rapidez, tirando a Nico al suelo.

-¿En serio?- Pregunté ilusionada.

-Primero, au. Segundo, sí, me lo ha contado mi padre, a los mayores de 14 nos dejan explorar un poco, por parejas, sin separarnos y armados.- Explicó mientras se levantaba del suelo.

-¿Cuándo comienza?- Pregunté sonriendo.

-A las seis, tenemos que preparar comida y mochilas con antorchas, agua, mantas, etc por si llega la ocasión, el resto lo explicarán una vez estemos allá.

-¿Y qué hora es?- Resoplé, estirándome.

-Las diez.

Le fulminé con la mirada.

-¿En serio me has levantado ocho horas antes?

Suelta una risita nerviosa.

-Tienes cinco segundos para salir corriendo si valoras tu vida.

-Vale...nos vemos en los establos?

-Cuatro...tres.- Fui bajando un dedo mientras daba la cuenta atrás.

-Me lo tomaré por un sí.- Vio dos dedos y salió corriendo de mi habitación y seguidamente de la casa.

Bufé y me dejé caer sobre la cama. Suspiré y me levanté viendo que no me podría dormir de nuevo. Fui hasta mi baúl, sacando una camiseta beis de algodón. Saqué también unos pantalones marrones de pana y unas zapatillas negras, están un poco grisáceas y desgastadas por las suelas a pesar de llevar solo un año, porque son mis únicos zapatos y las utilizo mucho.

 ꪑꫀꪑꫀꪀ𝓽ꪮ ꪜ𝓲ꪜꫀ𝘳ꫀ  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora