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Regina

Anoche todos se habían quedado en la cueva, yo me fui a mi habitación para pensar con más claridad sobre el momento que tuve con Lando ¿Por que seguía pensando en el? Apenas lo conocía, no podía gustarme tan rápido ¿o si? Mia me había dicho qué ta...

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Anoche todos se habían quedado en la cueva, yo me fui a mi habitación para pensar con más claridad sobre el momento que tuve con Lando ¿Por que seguía pensando en el? Apenas lo conocía, no podía gustarme tan rápido ¿o si?
Mia me había dicho qué tal vez lo que el hizo fue por impulso, de esas veces donde solo actúas sin pensar.

En mi mente solo corría la idea de; "¿Qué pasaría si...?"

—...es por eso que yo quiero un perro más pequeño y mi papá le dio la razón a Máximo, seguramente porque es el mayor.— Mia pone las manos en su cintura indignada con la situación —No me pusiste atención ¿Sigues pensando en Lando?— asiento sin despegar mi vista a un punto infinito del pasillo —¿Te hubiera gustado que se besaran?

Me planteo la pregunta durante un par de minutos, genuinamente no lo sé. Lando es buen chico en lo poco que lo conozco, sin embargo, no me puede gustar con un día de conocerlo.

Pero si atraer.

No puedo darle una respuesta a Mía porque alguien llega pasando su brazo por mis hombros, al girar mi cabeza me encuentro con un sonriente Máximo que al cruzar miradas me guiñe el ojo.

Este chico es tan coqueto con cualquiera.

Le sonrío en forma de saludo y regreso mi vista hacia Mia, la cual solo levanta su ceja pasando a un costado de nosotros, ya que ella es un año menor y le tocaban diferentes clases. Antes de irse solo dice "Deja de robarme a mi amiga, Max." Para molestarlo, bien se sabe que teníamos prohibido decirle "Max".

El bufa.

—Me cae bien tu amiguito, Regi.— es lo primero que sale de su boca. Noto el sarcasmo en sus palabras pero decido ignorar su comentario.

—Vamos a clases.— tomo su mano que cuelga de mis hombros para comenzar a caminar.

Mi historia con Máximo comienza mucho antes que naciéramos, nuestras mamás son mejores amigas desde la secundaria, conociéndose justamente en esta escuela que antes era dirigida por mi abuelo. Por lo tanto crecimos juntos, nuestras casas podrían compartir patio. Por un año fuimos solamente nosotros dos, hasta que nació Mía, una chica de ojos oscuros y tez morena, con una sonrisa coqueta que caracteriza a los Ackerman.

...

En el almuerzo apenas y tengo ganas de comer, mi cabeza descansa sobre la palma de mi mano mientras ve un punto fijo de la mesa. Solo escucho como todos se quejan de lo aburridas que son las primeras clases y que habían dejado mil tareas. Siento como alguien se sienta a mi lado pero estoy tan concentrada viendo la mesa que no volteo mi cabeza.

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⏰ Última actualización: Jul 21, 2023 ⏰

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Cartas de Amor | Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora