01. One snowy morning

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Capítulo Uno . . . Una mañana nevada

THEY'RE WARM AND THEY'RE SAFE,  THEY  WAKE  TO  SEE  A BLANKET OF SNOW

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THEY'RE WARM AND THEY'RE
SAFE, THEY WAKE TO SEE A
BLANKET OF SNOW





El invierno nunca había sido su etapa favorita del año.

Sin embargo, mientras Henry miraba como los primeros copos de nieve de la temporada caían, se sentía realmente agradecido de que existiera algo como la nevada en la mañana del 25 de diciembre. No le encantaba el hecho de tener que sentir un frío tan grande que sus pies parecían ya no estar ahí. Tampoco era muy partidario de la ausencia del sol al despertarse y al llegar a casa. Pero el concepto de la nieve era fascinante para él.

Le gustaba pensar de la nieve como un reinicio completo. Como si cada problema, angustia, temor o rencor se quedaba enterrado debajo de la gruesa capa de nevada matinal. Y la blanca nieve que caía encima de todos —sin importar si fueran pobres, ricos, santos o pecadores— traía consigo un borrón y cuenta nueva para cada uno de ellos.

Esa mañana, Henry se preguntaba si sus hermanos, en donde sea que estuvieran, lograrían ver la nieve. Si lograrían recibir un cálido abrazo de Navidad. Y, más que nada, se preguntaba si ellos pensaban en él con la misma constancia en la que él pensaba en ellos.

Edward y Alexander ya llevaban un poco menos de año y medio sin ver a su familia. Al igual que el Señor March, es ofrecieron como voluntarios para ayudar en la guerra, solo que antes. Siendo hombres jóvenes y saludables decidieron que era más un deber hacia su país que una decisión. Y en todo ese tiempo, solo le habían escrito a Henry dos veces. Fairfax nunca había sido alguien que se comparará, pero no había recibido por parte de sus dos hermanos ni siquiera un cuarto de las cartas que el Señor March le había mandado a su familia en el último año.

Este último pensamiento podía llegar a ser tan agobiante que Henry trataba de empujarlo hacia la parte trasera de su cerebro cada vez que aparecía.

Tratando de pensar en cualquier otra cosa, el muchacho volvió al pensamiento de que, tal como lo señalaba la nevada matinal y el extraño sentimiento de felicidad forzada que se impregna en el aire, era la mañana de Navidad. Y como lo llevaba haciendo cada año desde que tenía conciencia, lo pasaría con las March.

Así que, después de unos segundos de pesar sus opciones, Fairfax decidió salir de la cama para comenzar su día.














"Feliz Navidad." Anunció el castaño como un saludo general antes de dirigirse directamente a la chimenea para tratar de entrar levemente en calor.

La caminata desde su casa a la de las March no solía durar más de diez minutos, pero era una mañana especialmente helada. Eso sin contar el hecho de que su ropa estaba un tanto húmeda por el efecto de la nieve que aún caía levemente.

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