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Shu se encontraba leyendo tranquilamente en el sofá de su departamento, mientras tomaba una taza de café. Llevaba unos lentes sobre el rostro, ya que últimamente había sentido la vista algo cansada. Con sus dedos acariciaba las páginas suavemente, pasando estas cuando terminaba de leer alguna.

Casi fue el momento en que escuchó la puerta abrirse y cerrarse luego de un portazo, seguido de pesadas pisadas de unas botas conocidas.

Y aunque inicialmente le molestó escuchar la suela de los zapatos en la casa, ya que la costumbre era quitárselos apenas entrar, no dijo nada. Se oían, de cierto modo, más perezosos de lo usual, y eso le pareció extraño.

—Bienvenido, Free—habló, dedicándole una pequeña sonrisa, aún sin moverse, cuando le sintió cerca, en la misma habitación.

El rubio no le respondió, en su lugar, caminó tambaleándose hasta él, echándose sobre el sofá, deslizándose por debajo de los brazos del chico para ser reconfortado de esa manera. Shu se sorprendió por ello, despegando finalmente sus ojos de aquel montón de letras al azar repartidas alrededor de la hoja, para dirigirse a él, mirando en silencio.

—¿Tuviste un buen día?—inquirió suavemente.

—Uhmm…—musitó Free con simpleza, sin voltear, siendo que tenía la cabeza enterrada en su regazo, como si se estuviera lamentando, o cómo buscaría un animal indefenso su escondite de la oscuridad.

—¿Fué tan malo?—continuó sonriendo, llevando una mano a los cabellos de Free acariciando con gentileza, paseando sus dedos pacientemente—. ¿Quieres hablar sobre ello?

Free negó.

—Está bien…—y no dijo nada más. Se dedicó a consentirlo en silencio, dejando el libro a un lado para darle toda su atención en ese momento.

Inclusive tarareaba una canción, más como un suspiro que una melodía, pero siendo lo suficientemente relajante para que sus músculos dejarán de tensarse y de a poco el cansancio tanto físico como mental desapareciera al compás de los segundos.

Al cabo de un rato, en que las caricias no desaparecían en lo más mínimo y mantenían su toque leve y ensoñador, Free se dió la vuelta con suavidad, mirando a su pareja que le dedicó una sonrisa apenas sus ojos se encontraron.

—¿Mejor?—inquirió Shu, peinando sus cabellos.

El rubio no dijo nada, pero asintió, y fue suficiente para él.

—Me alegra…

Free volvió a moverse para afirmar.

Era tranquilo, una paz que le hacía falta. Después de tener un mal día lleno de derrotas, a veces lo único que deseaba era volver y sumirse en las pacíficas caricias que su adorable novio le dedicaba.

Lo mejor era que ni siquiera tenía que pedirselo. Shu era intuitivo, encajaban muy bien los dos juntos, y siempre sabía exactamente lo que necesitaba.

Consuelo (Free/Shu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora