Solo por navidad / MinaYeon

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Las cosas no salieron como Nayeon las planeó.

"Ok, repíteme cuál es el plan." Dijo Jihyo, con las manos agarrando el volante, claramente frustrada y nerviosa. Iban de camino a recoger a Jeongyeon y, aunque la mañana había transcurrido sin incidentes, las cosas no habían salido exactamente como las habían previsto.

Mina se había levantado temprano para preparar el desayuno a la familia Im, cosa que esperaban con ansias ya que Mina preparaba un desayuno delicioso. Desafortunadamente, esto significó que no despertó a Nayeon, quien no estaba lista cuando Jihyo tenía que irse. Tenían la intención de partir hacia Jeongyeon alrededor de las nueve y luego estar en la ciudad a las diez. Mina sabía que despertar a Nayeon era un proceso, uno que a Jihyo no le importaba, así que solamente la irrumpió y la sacudió para despertarla.

Nayeon era más amable por la mañana, vagando entre la coherencia y el sueño. Tan linda como siempre, era como si sus mejillas estuvieran más hinchadas y sus palabras eran aún más adorables, ligeramente arrastradas y quejumbrosas. Mina prefiere empujar suavemente a la niña para que pueda deslizarse lentamente hacia la realidad, siempre dándole suficiente tiempo para acurrucarse y discutir seriamente sobre qué comerán ese día. Despertar a Nayeon de otra manera era un error. Esto solo había sucedido un par de veces, pero Mina lo sabía mejor.

Entonces, al estilo de una verdadera hermana, Jihyo entró corriendo, saltando sobre la cama y tirando las sábanas sobre la cabeza de Nayeon como lo hacían cuando eran niñas. Nayeon se dio la vuelta, tratando de permanecer en sus sueños hasta que se dio cuenta del peso en su pecho.

"Estúpida, vamos a llegar tarde, tienes que levantarte." Gritó Jihyo. Intentó agarrar a Nayeon a través de las sábanas y sacudirla para despertarla hasta que se encontró con dos brazos envueltos en mantas alrededor de ella. Jihyo podría haber estado haciendo ejercicio, pero Nayeon conocía sus debilidades. Las dos lucharon por un tiempo, hasta que ella logró voltear a su hermana menor y sujetarla a la cama. Sus ojos aún estaban cerrados, y estaba a punto de desatar una serie de maldiciones hasta que la manta cayó de su cabeza y olió algo familiar.

Mina colocó un bocado de waffle con chispas de chocolate en la boca de la niña mayor. Había entrado en la habitación mientras las dos peleaban, esperando a ver si alguna de ellas la notaba. No lo hicieron. Esta mañana las cosas habían estado apunto de empeorar, pero Mina había logrado hacer lo que siempre hace: salvar la situación. Nayeon se dio la vuelta en la cama, trascendiendo con los sabores que cubrían su paladar. Jihyo se sacudió las mantas y miró hacia abajo mientras su hermana mayor tarareaba de satisfacción, sin saber si debía agradecer a Mina o preocuparse por el estado de Nayeon.

"Bebé, te voy a hacer un plato para llevar, pero tienes que prepararte, ¿de acuerdo?" Mina dijo mientras tomaba suavemente a una confundida Jihyo y salía de la habitación.

"¿Cómo sabías que ella está despierta?" Preguntó Jihyo, genuinamente curiosa por esta extraña dinámica que acababa de presenciar.

"Nayeon haría cualquier cosa por comida, pero estos waffles son su kryptonita. Ella estará lista en diez minutos, espero que esté bien. Lamento que lleguemos tarde hoy, esperaba terminar esto antes, pero tu mamá me estaba mostrando los edredones que ha estado haciendo."

"Realmente eres un ángel, ¿lo sabías?" Jihyo sonrió. Mina le hizo un gesto para que bajara las escaleras y tomara el desayuno. Rápidamente corrió escaleras arriba para cambiarse y asegurarse de que Nayeon estuviera realmente despierta. Cuando abrió la puerta, Nayeon estaba semidesnuda rebuscando en sus maletas. Mina se sonrojó un poco, aunque estaba bastante acostumbrada a esta vista, y rápidamente cerró la puerta. Algo sobre la forma en que el sol golpeaba el estómago de Nayeon. La chica no estaba del todo marcada, pero definitivamente estaba tonificada.