Capítulo 1

8 1 0
                                    


Me sentía realmente relajado, mi respiración era lenta y constante, el ambiente era bastante cómodo y acogedor, sin embargo, sentía que algo no andaba bien, pero, no podía pensar con claridad, quizás, me encontraba algo aturdido, ya que la verdad, no podía moverme o entender bien lo que estaba ocurriendo a mi alrededor, pero en ese momento realmente no me importaba. Con el tiempo pude pensar cada vez mejor y con eso pude darme cuenta de algunas cosas, como por ejemplo, que ni siquiera sabía en qué lugar me encontraba, y que cada pequeño movimiento era sumamente doloroso.

¿Donde estoy? abrí mis ojos asustado al darme cuenta de que no podía recordar nada, miré a mi alrededor en busca de cualquier cosa que luciera familiar, todo esto en vano ya que todo era desconocido, esto me desesperó aún más, mis latidos que una vez fueron tranquilos ahora se volvían desenfrenados, era como si mi corazón tuvieran la intención de escapar de mi pecho, la vulnerabilidad había ocupado el lugar de aquella sensación de comodidad, y todo esto solo se unía para dejarme con un profundo temor, a todo esto se le sumaba el hecho de que ni siquiera podía recordar mi propio nombre, y eso lograba hacer que cada vez me hundiera más en mi preocupación e imaginación perturbada. Ok, solo debo respirar, quizás si me tranquilizo pueda recordar algo, esto solo esta pasando por que recién desperté, debo observar el lugar un poco más, quizás esta vez si recuerdo algo. 

Me ocupé de observar un poco más el lugar en donde me encontraba, y una vez más, todo fue en vano, lo único que podía ver era una habitación normal, una cama en el centro y algunos muebles para guardar objetos, nada que me pudiera decir donde estaba realmente, una estúpida habitación que no significa nada, esto es perfecto.
Con el tiempo acabé rendido, me tranquilicé con la intención de que algún recuerdo volviera a mi mente, podría decir que funcionó de cierta manera, “Lucas Louis" ¿se supone que ese es mi nombre? Realmente no estoy seguro de ello, pero supongo que lo es, de todas formas ¿de que me sirve un tonto nombre en una situación como esta? exacto, para nada, no me sirve para absolutamente nada, así que, supongo que me quedaré aquí sin hacer algo, y la verdad, no es que pudiera hacer mucho, el hecho de parpadear ya me causaba problemas, sentía que cada párpado pesaba unos 200 kilos, si los párpados me causaban esas incomodidades supongo que no es necesario hablar del resto de mi cuerpo, cada músculo, por más pequeño que sea, gritaba de dolor con cada mísero movimiento, así que, no había nada que hacer, aparte de quedarme tirado en esta cama. Con el tiempo acabé llorando, no se como llegué hasta este punto, supongo que la impotencia y el pánico hicieron que finalmente llegara a ello.

Alguien abrió la puerta de la habitación, intenté correr pero no pude, no pude moverme, dolía, dolía demasiado, no pude huir, me sentía enormemente inútil, así que, hice lo único que sentí que podía hacer, cerré mis ojos con fuerza y solo esperé lo peor.

-oye ¿que haces? no intentes esforzarte, estuviste allí postrado por más de un mes, puedes lastimarte, tranquilo, no te hare daño pequeño.– una dulce voz resonó por toda la habitación, parecía una mujer, no sabía eso ya que anteriormente, por el pánico, no tuve el valor de mirarla a los ojos, en efecto, un cobarde. Abrí los ojos lentamente para poder ver a aquella mujer, volteé mi cabeza y ahí estaba, una mujer se encontraba parada a mi lado con una amplia y amable sonrisa, al instante y como si de magia se tratase, mi miedo se esfumó, aunque, las dudas aún permanecían en su lugar– estoy feliz de que hayas despertado ¿como te encuentras?– por más de que tenga un aspecto amable y encantador, no podía confiar del todo en la mujer.

-…–  miré a otro sitio ya que no me animaba a hacer contacto visual, con aquello que me acababa de preguntar y por su forma de vestir podia deducir que era una enfermera, normalmente si hay una enfermera en un lugar es por que hay alguien enfermo ¿ese alguien era yo?, a pesar de ello, este cuarto en verdad no tenía ningún tipo de equipo médico, algo que no coincidía muy bien, pero algo si coincidía, me dolía todo el cuerpo, acaso ¿estaba enfermo?, no lo sabía, quería saberlo, pero no quería hablar con la mujer, ni siquiera, para obtener respuestas.

El despertar de un DiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora