Capítulo II

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Los sollozos de Isaac, Vincent, Effie y Laurent se hacen presentes, acompañando los estruendos provinientes de la tormenta, pero estos no tardan en cesar al percatarse de hacia donde se dirige el barco.

El transporte marino se encontraba cerca del centro del torbellino, por lo cual iba a ser tragado por el mismo.

Resignados, cada hermano se encontraba esperando su aparente fin, debido a las circunstancias.

Al finalmente ser tragado el barco por el centro del torbellino, cuando es succionado en su totalidad, todos son empapados por la prominente cantidad de agua que se filtra en los alrededores, tanto de su entorno como del barco.

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Vincent es el primero en abrir sus ojos, anonadado por el entorno que frente a él se muestra.

Effie y Laurent no se hacen esperar, puesto que al transcurrir unos minutos, al igual que el menor de sus hermanos, en sus rostros aparece la sorpresa y la estupefacción.

Por otro lado, Isaac al despertar suelta una exclamación un tanto exagerada, sintiéndose maravillado debido al entorno que sus ojos se encuentran presenciando.

Ya no se encontraban en medio de la tormenta, ahora estaban en un ambiente fantasioso, lleno de frondosos árboles floreados, con mariposas y luciérnagas volando en el cielo, al igual que un par de gárgolas. El color del agua es turquesa pintada con toques celestes y de transparencia, es como si el barco se encontrase navegando en un estanque, puesto que en el agua reposaban flotando hojas verdes ovaladas con flores de loto en el centro.

A lo lejos es visible un letrero que contiene escrito «Bienvenidos a Artemis» y junto a este se encuentra situado un arbusto frondoso junto a una banca de madera blanca con dos faroles a cada lado.

En el centro de todo, había un camino guiado por antorchas a cada lado del mismo, siendo adornado por ellas. Rocas de cuarzo se encargaban de ser la decoración en el suelo, dejando así un camino de cerámica, con un diseño que contenía el emblema de la isla.

Más allá, a lo lejos, eran visibles una variada cantidad de colinas, montañas, árboles, e incluso un par de castillos, pero el que más captaba la atención de los hermanos era el más grande de las edificaciones, al ser el castillo que más resaltaba, el cual portaba una estatua en yeso de una gárgola y a su alrededor se encontraban situados cinco personas montadas a caballo, dos jóvenes mujeres y tres jóvenes hombres, cada uno coronado.

No obstante, un lago de aguas cristalinas también había captado la atención de cada uno, por lo cual se encontraban ensimismados en sus propios pensamientos al pasear su vista de un extremo del lugar a otro.

— ¿Estamos en el cielo? — rompe el silencio Vincent.

— Imposible, tú no pertenecerías a ese lugar — réplica Effie.

— No tienes moral para decirle eso, puesto que tampoco tú perteneces allí — se burla Isaac, riendo por lo bajo.

El comentario del pelinegro mayor causa las risotadas de los dos hermanos menores y el ceño fruncido de la rubia.

— No creo posible que estemos en el cielo, hermanos — se niega Laurent — pero sin duda no estamos en casa ni en la de la tía Trinity.

— Sino estamos en dicho lugar, ¿Entonces dónde estamos? — inquiere Isaac.

— Yo opino que estamos muertos — Vincent frunce el entrecejo.

— Nada de eso, Vincent. Estamos vivos — Effie contradice al pelinegro de risos.

— ¿Tienes como probarlo? — la reta Vincent.

— Touché — musitan Isaac y Laurent al unísono, hecho que genera sonrisas divertidas en ambos hermanos.

Effie los ignora, centrándose en Vincent — Claro que puedo — asegura, continuo a proceder a acercarse al menor, propinandole una cachetada.

Tal acción deja a sus hermanos boquiabiertos con una chispa de diversión en sus rostros.

— No era necesaria tal brusquedad para exponer tu punto — murmura el aludido, sosteniendo su mandíbula.

— Lo sé — la rubia se encoge de hombros — pero fue divertido.

— Concuerdo con ello, hermana — Isaac afirma, teniendo una divertida sonrisa en sus labios.

— ¿Se dan cuenta de que estamos hablando mientras podríamos bajar de este barco a explorar nuestro entorno? — cuestiona Laurent, arqueando una ceja.

Todos voltean a verla, a sabiendas de que tenía razón, sin embargo, no pierden tiempo en contestar a su cuestionamiento, puesto que comienzan a bajar del barco.

Una vez que los hermanos abandonan el vehículo marino, se encaminan hacia el letrero de bienvenida, analizándolo desde diferentes ángulos cada uno, manteniendo sus ceños fruncidos al escrutarlo con sus curiosas miradas, cavilando sobre posibles ubicaciones geográficas donde pudiese estar edificada la tierra bajo sus pies.

— ¿Qué es Artemis, un país? — indaga Isaac.

— Tiene pinta del lugar de mis mejores sueños — pronuncia Laurent, más para sí misma que para el resto de sus hermanos.

— Lo que quisiera saber yo, es que hacemos aquí y como quedamos varados en este sitio — brama Vincent.

— Dejemos las protestas para luego y enfoquémonos en buscar pistas — lo calma Effie.

— ¿Cómo vamos a salir de aquí? — inquiete Isaac.

— Salgan ustedes, yo me quedo a vivir aquí — Effie suspira, dibujando una media sonrisa en sus labios.

— Somos dos, este lugar es una maravilla, simplemente es la perfección edificada — expresa Laurent, moviendo sus brazos a los lados al mencionar sus recientes palabras.

— Paren un poco, fantasiosas. Quiero irme a casa de nuevo, ayudarían mucho si en vez de expresar y manifestar su amor hacia el lugar, nos ayudan a buscar soluciones rápidas para largarnos — riñe Vincent, manteniendo un porte erguido y tenso.

— Relájate, Vinc — interviene Isaac, palmeando el hombro de su hermano distraídamente.

—  ¡¿Qué me relaje?! Estamos en medio de la nada — réplica el rizado pelinegro, frunciendo el espacio entre sus cejas al hacerlo.

Effie entreabres sus labios dispuesta a formular su oración, pero vuelve a cerrarlos nuevamente cuando una gárgola gigante desciende desde el cielo hasta posarse en el centro de los hermanos.

— Al fin han llegado, llevamos un largo periodo de años esperando por ustedes — menciona la recién llegada gárgola, dejando a cada hermano boquiabierto en vista de que tal animal pudiese hablar.

Cada uno por su parte, se dan miradas anonadadas tras parpadear un par de veces, en un intento por verificar si tal proyección ante sus ojos era real o una fantasía por producto del reciente hecho acontecido en el barco con el maremoto.

— Soy Chiky, la guía de la isla, todos estarán muy felices de que al fin hayan llegados — expresa el animal, usando un tono cariñoso y afable.

— Disculpe, ¿Qué es este lugar? —cuestiona Effie, dirigiéndose a Chiky.

— ¿No lo sabes, Effie? —cuestiona en respuesta la gárgola, dejando a la rubia y sus hermanos con rastros de sorpresa en sus facciones al saberse el nombre de la rubia en cuestión sin haberse presentado.

No obstante, Chiky se apresura a hablar nuevamente respondiendo las preguntas que mentalmente se encontraba formulando cada hermano.

— Sé quienes son. Vincent, Laurent, Isaac, y tú, Effie — menciona, observando a su vez a cada mencionado anteriormente mientras sus nombres abandonan sus labios.

— ¿Cómo lo sabe? — indaga Isaac.

— Es parte de la profecía — le resta importancia el animal — ahora, sin más miramientos, Bienvenidos a Artemis, Artemis Island, les daré un recorrido y les presentaré a algunos habitantes, síganme, por favor — les anima — o mejor aún, ¿Alguna vez han dado un paseo en gárgola? — cuestiona mientras en su peludo rostro una sonrisa se abre paso.

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⏰ Última actualización: Apr 20, 2022 ⏰

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