Bajos instintos (Tobecca)

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1:00 am. Luna llena.

«Corre, corre, corre que el hombre lobo te va a alcanzar...»

«La luna se alza en lo alto iluminando el denso bosque, estoy corriendo sin rumbo, estoy huyendo de la enorme criatura de brillantes ojos azules que me sigue, no consigo verlo, pero sé que está cerca, le escucho jadear y gruñir, está hambriento y viene por mí. Tropiezo y el sonido de las pisadas se detiene, puedo sentir su respiración en mi nunca, me giro y ahí están esos intensos ojos que te hacen sentir un inmenso temor, es el hombre lobo, me quedo estática mientras lo veo abrir sus fauces, no puedo respirar del temor, va a devorarme...»

Un rayo ilumina la habitación haciéndola despertar de golpe, está sudando frío y su corazón está acelerado, se lleva ambas manos a la cabeza «Otra vez ese extraño sueño» Suelta un suspiro y se pone de pie, sale de su habitación, busca el interruptor en la pared para encender la luz y nada «Maldita tormenta» regresa para tomar la linterna que tiene en un cajón, baja al restaurante siguiendo la tenue luz de su linterna. Un golpe.

—¿Tíos? — busca con la mirada — ¿Son ustedes?

No hay respuesta y entonces va a la parte de donde vino aquel ruido llegando a la puerta de atrás, sabe que no debe abrir a esas horas de la noche, que puede ser peligroso, pero ella es fuerte, nadie puede con ella, abre y el aire frío le cala hasta los huesos. De nuevo ese ruido, esta vez es más claro, parecen pisadas, dirige la luz a esa dirección y una enorme criatura negra pasa a gran velocidad «¿Qué fue eso?» alcanza a ver figuras corriendo y saltando sobre los tejados llendo detrás de aquello que vio, algo la impulsa, es un llamado y termina por salir y seguir a la criatura.

«Corre, corre, corre ya viene el hombre lobo...»

Otra vez la voz de ese extraño sueño en su cabeza, los rayos atraviesan el cielo y la lluvia cae suavemente sobre ella, sigue caminando apenas iluminando el camino con su linterna, no sabe a dónde va, pero la están llamando. La linterna se apaga y la golpea, pero no funciona, de nuevo la enorme criatura pasa veloz y la sigue adentrandose más en el bosque, ahora solo la luz de la luna la guía, se detiene, la criatura está a unos metros delante de ella lo único que resalta en ella son unos brillantes ojos azules, puede ver que está devorando algo.

«Es el hombre lobo, no dejes que te vea, no dejes que te escuche, no dejes que te huela...»

La figuras que vio anteriormente se están acercando a esa criatura, son tan negras como él, la oscuridad de la noche los oculta, pero algo resalta en ellos, cada uno lleva colgando del cuello una pequeña piedra verde con forma de cuña que brilla a la luz de la luna.

«Corre, corre, corre que ya te vio, ya te escuchó, ya te olió...»

Esa voz no deja de retumbar en su cabeza y esos ojos azules se cruzan con ella, escucha un gruñido luego la criatura se pone de pie y le extiende la mano, un escalofrío recorre su espalda, no entiende porqué, pero quiere ir con él, sabe que es él quien la estaba llamando, pero decide hacer caso a la voz de su cabeza y corre con todas sus fuerzas de regreso al restaurante, busca la llave con su mano temblorosa. Un aullido a lo lejos la hace estremecer, aquel llamado se hace mas fuerte y entonces alguien la toma por el hombro haciendole saltar y girarse rápidamente encontrandose con el protector de la aldea.

—Santo cielo, Garu, casi me matas — le golpea el hombro.

—Lo siento, ¿Qué haces afuera?

—Escuché algo, ¿Y tú?

—También escuché algo, iba a averiguar y entonces te vi.

No dice nada, ambos están mojados por la lluvia, introduce la llave en el cerrojo y abre, lo invita a pasar. Se quedaron en vela toda la noche y entre platicas descubrieron que ambos tienen el mismo sueño extraño, pero a diferencia de ella Garu no percibe aquel llamado.