Miercoles 23 de marzo, 2022.

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Hoy, hablando con Janett (mi mejor amiga), le he dicho que la siguiente vez que la vea la saludaria.

Saludar no suena nada extraordinario, lo hago diario con la gente que viene a la tienda, gente que no me interesa, pero para alguien como yo; que entre a la preparatoria en 2015 y no he hablado con nadie desde entonces, saludar a la chica que me gusta representa todo un reto.

Entonces, casi como si la vida me estuviese poniendo a prueba o se estuviera riendo de mí (seguramente lo ultimo), veo a través de la puerta de cristal de mi casa y ahí está Samara.

   Es de noche, esta oscuro, pero ella hace que todo se ilumine.

No sé qué hacer, quiero salir, quiero verla. Pero ya me siento suficientemente nervioso con su sola presencia y aún tengo que agregar que con ella están su madre y otra mujer, así que me limito a abrir la puerta, contemplar su rostro por un momento y me meterme en la tienda porque no tengo otro motivo para estar ahí.

En el proceso recuerdo que de hecho si lo tengo, mi tía me ha mandado a la farmacia. Cuando lo recuerdo finjo buscar algo en el mostrador mientras me preparo mentalmente, inspiro y espiro una y otra vez para calmar los nervios y vuelvo a salir de la tienda procurando disimular mis manos temblorosas.

Aprovecho el momento para verla por segunda vez. Debo aprovechar cada oportunidad que tenga para verla. Trae pantalones deportivos ajustados al igual que la sudadera, ambos negros, lleva todo el pelo junto en un mechón, lo que deja al descubierto su cuello, que es delgado y sus orejas, finas y proporcionales, alineadas perfectamente con el resto de su rostro.

El vistazo dura apenas un segundo, volteo hacia adelante y continuo con mi camino. Antes de alejarme lo suficiente escucho un fragmento de la conversación que esta teniendo con la mujer con la que viene.

-... Y me dijo "quiero invitarte a comer un día de estos"-. No alcanzo a escuchar el resto de la oración, pero parece que no ha aceptado la invitación, porque enseguida añade, -... Bueno al menos lo intente-.

Cuando no dice nada más me doy cuenta de que me detenido por un momento, así que acelero el paso y me alejo de ellas. No sé cuál es el contexto de la conversación, pero parece que Samara no es alguien con quien consigas una cita fácilmente.


Para cuando regreso ella ya se ha ido, lo que me permite sentarme fuera de la tienda, libre de presiones. Se que debería haberla saludado, pero si ya me resulta difícil hacerlo estando ella sola, no me imagino haciéndolo estando su madre y la otra mujer presentes. Además, estaban hablando y a mi no se me da interrumpir conversaciones.

Diario de un tipo enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora