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a la mañana siguiente, sin siquiera avisarle a seungmin, salió por la ventana y bajó sujetándose de piedras que sobresalían de la pared, rasgando un poco sus finos pantalones.
se sintió como un sueño cuando la suela de sus zapatos tocaron el césped que rodeaba el castillo y, sin preocuparse por limpiar el polvo de sus manos, comenzó a correr como si su vida dependiera de ello, antes de que alguno de los empleados notara su ausencia estaría en lo profundo del pueblo y lograría esquivar a los guardias reales sin ningún problema. la brisa en su rostro que a su vez despeinada su castaño cabello se sentía irreal, se sentía demasiado bien como para ser cierto, ojalá nunca volver a encerrarse entre cuatro paredes para soportar los regaños de sus padres y las pesadas clases que debía tomar.

el sol se encontraba sobre su cabeza dándole a entender que era mediodía; chan y hyunjin estarían sentados cerca de la fuente refrescandose un poco o comiendo alguna fruta entes de empezar con sus respectivos trabajos, debería apresurarse si quería llegar con ellos antes que se camuflaran entre los demás trabajadores que llegarían al centro.

— ¡chan, hyunjin! — gritó mientras bajaba la velocidad de su trote al tenerlos cerca.

ambos chicos voltearon a esa casi olvidada voz, sonriendo casi de inmediato al ver al príncipe acercarse hacia ellos.

— ¡hey, principito! — habló el menor de los tres, levantándose junto a chan del lugar donde estaban sentados. soltaron una risa al ver como el contrario rodaba los ojos — ¿cómo está, joven lee?

— por dios — bufó — ¿desde cuándo me tratas así? somos amigos, esto es incómodo.

— oh, habíamos olvidado por completo que eres nuestro amigo... has desaparecido por más de cuatro semanas, ¿dónde estabas? ¿en bailes con zapatos incómodos? — cuestionó chan, dando otra mordida a la manzana que tenía en su mano.

— nada de eso... — se sentó en el borde de la fuente, limpiando un poco sus manos y luego acomodando su pantalón — ... mis padres me castigaron... — desvío su mirada, fijándose en el agua que tenía a un lado.

el rostro burlón de sus amigos cambió al instante, querían molestar a su amigo con cosas raras que su estilo de vida poseía pero sabían exactamente a qué tema se dirigía el mayor. se sentaron a su lado, el menor a la derecha y el mayor a la izquierda, observando la mirada triste y perdida de uno de sus mejores amigos.

— ¿les contaste que...? — comenzó a hablar el menor, siendo interrumpido por un gesto afirmativo del castaño. — ... oh.

— min, entiendelos... es algo difícil, incluso aquí en el pueblo.

— ¡lo hago! pero ellos quieren nietos... no quiero casarme con una mujer, tener niños y reinar junto a ella — hizo una mueca ante esa idea — odio que las cosas sean así — hubo un pequeño silencio en el cual sus amigos buscaron las palabras correctas para continuar la conversación pero, al notar que no las habían encontrado, siguió hablando — aunque... elegí un mal momento, mis padres enfrentan problemas de dinero.

— ¿con todos los impuestos que cobran?

— ¡hyunjin! — chan frunció su ceño, dirigiendo su mirada al nombrado.

— ¡lo siento! — arrugó su nariz.

minho soltó una risa para luego asentir con su cabeza — están endeudados, están en una negociación con el reino de entak para conseguir algo... — se encogió de hombros.

— por dios, van a casarte con una joven princesa para pagar sus deudas — bromeó el de pelo largo, riendo luego.

— ¡cierra la boca, hyunjin! — soltó una risa al igual que el contrario — no atraigas mi mala suerte.

sus padres no serían capaces de una cosa como aquella, sabía que terminaría casado con una bella dama pero sus padres le avisarían con antelación antes de que la boda se celebrase. confiaba en sus padres a pesar de todos los regaños que recibía últimamente, así que no debería preocuparse.

— la hora de trabajar está cerca...

— debo volver al castillo — se levantó de aquel borde. — seungmin ya habrá notado mi ausencia... nos vemos luego, chicos... si es que puedo... — soltó una risa nerviosa mientras se alejaba de ellos y, nuevamente, comenzaba a correr en dirección a su hogar.

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𝗉𝗋𝗂𝗇𝖼𝖾𝗌𝖺 𝗁𝖺𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora