Mis padres son un rollo. Cada noche después de cenar se enzarzan en todo tipo de discusiones sobre temas complicadisimos: los banqueros, la crisis, los Estados Unidos, la seguridad mundial, la delincuencia, la pobreza... Me recuerdan a aquellos debates de la tele que duran un montón y que son más aburridos que un concierto de zambomba. En serio que no les entiendo. Entre ellos no suelen discutir por nada, pero son capaces de tirarse horas hablando de esas cosas. Hay que ser rarito.
De la última discusión no hace tanto. En el telediario acababan de emitir unas imágenes donde se veía a un chaval rubio y alto propinando puñetazos en la cara a un pobre chico mientras ambos viajaban en metro. Un ataque racista sin ningún motivo, dijeron. La víctima era negra, nacida en Senegal. Al agresor lo detuvo la policía y el juez lo envió a un centro de menores. En las imágenes no se le distinguía la cara porque la llevaba cubierta por una especie de velo transparente. Eso es porque la ley protege a los delincuentes mientras sean menores de edad, me explicó mi madre. Mi padre hizo una mueca de desaprobación. No está de acuerdo en que las cosas ocurran así. Mamá piensa que los menores merecen otra oportunidad, que a los 17 años no hay nada que no tenga arreglo. Mi padre le preguntó de qué bando estaba, ya que defendía a los delincuentes.
- De ese pobre chico nunca debe de haberse ocupado nadie. Si lo hubieran hecho, sabría distinguir entre lo que se debe hacer y lo que no, y no se comportaría de ese modo -dijo ella.
- ¡Anda ya! Un chaval de 17 años sabe muy bien lo que está bien y lo que no, y también sabe lo que hace. Y al pobre apaleado, ¿quien le defiende, eh? - saltó mi padre.
- Todo el mundo, está claro -dijo mamá-. A la víctima siempre la defiende todo el mundo. En nuestra sociedad el que sale mejor parado es el que sabe ir de víctima.
Bla, bla bla. Como siempre. Una lata.
Para mamá ocuparse de mi –soy hijo único– significa un montón de cosas horribles: no dejarme ir jamás a la escuela con la ropa que me apetece; marearme con mil preguntas cada vez que salgo; quitarme el móvil a las diez de la noche con la excusa de ponerlo a cargar; no dejar que me conecte nunca desde la cama (ni siquiera los fines de semana) o –peor aún– no dejarme tener el ordenador en mi cuarto. Sí, sí, eso es lo peor: tener que hacer los deberes en la cocina solo porque ella quiere controlar lo que hago cuando me conecto a Internet; y tener que soportar que de vez en cuando se detenga detrás de mí y mire la pantalla por algo que no le gusta. ¡Me pone muy nervioso!
- ¿Qué quieres que haga, con la cantidad de trabajos que me ponen en el instituto? -le pregunto, a ver si se da cuenta-. Además, ya soy mayor mamá, sé muy bien cuáles son los peligros de internet.
Pero nada, mi madre no es de las que se dejan convencer fácilmente. Es como si no se fiara de mí. ¡Ni siquiera me deja tener Internet en el móvil! ¡Es increíble! Papá me mira apretando los dientes y dándome la razón, pero él tampoco sabe qué hacer para convencer a mamá. NInguno de los dos sabemos
Una vez mi padre dijo:
- No es que mamá no se fíe de ti, Jisung. Es que en Internet existen peligros que ahora no puedes entender y que nos dan miedo. A ambos.- Sé muy bien qué peligros hay en Internet. Ya no soy un niño pequeño.
Papá negaba con la cabeza.
- Dentro de unos años entenderás nuestro modo de actuar -añadió.
- Creo que no os entenderé nunca -susurré yo, y papá rió.
Con papá es fácil reírse, Eso es lo que más me gusta de él. Puedo hablarle de todo, porque nunca se pone nervioso como mamá y porque nunca me trata como si tuviera diez años. No me importa hacerle confidencias a mi padre. Aquella noche, por ejemplo, casi le cuento lo de Hyunjin. Me moría de ganas de hacerlo, de decirle cómo todo estaba cambiando de repente y cómo me sentía. Feliz, extraño, distinto. Hacía día que no pensaba en nada más
Si se lo hubiera dicho, seguro que no habría echado ningún discursito de esos típicos de padres y madres. Pero él se lo habría contado a mamá, y eso sí era un problema. Papá y mamá siempre se lo cuentan todo
Por suerte, supe callar a tiempo
¿Por suerte?
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Holaaa!!!! ¿que tal todo? espero no borrar esta historia.
¿Conocéis el libro de Mentira? es muy m¡buena, la recomiendo. La andaba leyendo en el instituto y me apeteció hacer una adaptación. No os preocupéis, que sacaré dentro de algún tiempo indefinido una historia hecha completamente de mi (es que mi imaginación anda flop)
¿Que tal os pareció el primero capítulo? espero os haya gustado, puede que esté un poco aburrido, pero solo es el comenzamiento!!!
Quisiera hacer una sección de palabras que no hayáis entendido de los capítulos, me lo escribáis en los comentarios y os respondo las dudas. Porque puede haber algunas palabras que no entendáis como yo no entendí al principio de leer esta historia. ¿Os parece buena idea?
En fin, me despido ^^
¡Nos leemos en el siguiente capítulo!
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Mentira ~ Minsung
FanfictionJisung lucha por sacar las mejores notas, impulsado por la ilusión de entrar en Medicina, pero últimamente su rendimiento está bajando. Y es que Jisung se ha enamorado, aunque no de un chico de su entorno, sino de un fantasma, de una voz surgida de...