Único

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Los jadeos se escuchan por toda la casa, los chasquidos de sus labios son una melodía, sus corazones laten muy rápido y toda la adrenalina que acabaron de consumir incrementaba ese "problema" entre sus piernas.

Están bailando, sus cuerpos se mueven rápido y sudan, se restriegan contra el otro mientras sus espaldas chocan con las paredes del pasillo.

Al escenario al que van es muy cómodo mucho más largo y ancho de lo que ambos necesitan, suave por qué el mayor jamás permitiría cubrirse con algo barato, ahora le importaba hasta ese mínimo detalle.

Su cuerpo cae bruscamente pero su espalda no le hace reclamo, siente como en cuatro puntos estratégicos se hunde el plumón y por ende el colchón, dos manos al lado de su cabeza y dos rodillas cerrando sus piernas. El peli plata lo acorrala contra la cama sin dejar de besarle mientras desabrocha botón por botón.

Y cuando el mayor ya no tiene más que lo cubra, se dedica a contemplar todo su cuerpo, desde cabello desordenado hasta una caja torácica subiendo y bajando muy rápido, una cintura angosta pero suave, muslos grotescos en musculatura que quiere morder y dedos de los pies curvados por tanto placer. Acaricia y besa todo lo que puede con esa voz en su cabeza que le está matando.

El pelinegro no puede más, no soporta la atención húmeda que le están dando a su miembro y a sus pezones, le hace soltar bufidos y retorcerse del placer. Detiene al otro con una caricia en el cabello y lo hace mover para que queden en posiciones contrarias, ahora él es el cazador.

Le quita todo lo que tiene encima y lame a su paso, haciendo que el miembro del otro brille por tanta saliva, él mismo ya se dilató, no puede ni tiene que esperar más.

Pone las rodillas a cada lado, se deja caer con una precisión que los asusta y gimen del placer, uno por entrar de una sola estocada y el otro por haber tocado su punto dulce que lo lleva al cielo.

Debe admitir que le encanta estar arriba y tener el control por esos momentos, ama sentir como se embiste una y otra vez el solo, le fascina ver como el otro trata de que los movimientos sean más rápidos pero al final, él siempre determina a qué ritmo quiere ir, si lento y amoroso o rápido y delicioso.

El menor no resiste esa dominancia que le trata de imponer, lo toma de los muslos y cambian de posición. Para él, con el pelinegro abajo es más fácil hacer las cosas, ya que se permite tomar esa hermosa cadera y empujarla contra sí mismo, con su miembro dentro de su...de su pareja acelera sus movimientos y lo vuelve loco esa manera que el interior del otro aprieta de una manera tan inexplicablemente rica.

Están a punto de explotar, dejan que sus frentes se junten y unen sus labios una vez más. El mayor termina en la mano del otro y el peli plata dentro del pelinegro.

Pero este beso se alarga mucho más y es diferente, por qué después de tres años, Conway conoce los besos que le da y sabe que este no es uno normal. Es lento, como si Volkov estuviera memorizando como son sus labios y boca, es suave como el que le da por las mañanas al despertar, es tímido como el que le da cuando se están bañando juntos pero es triste como el que se dan cuando se separan. Y este beso tiene mucho más de lo último, como si fuera una despedida. Siente que dos gotitas caen en sus mejillas y se alarma.

Cuando se separan, Jack ve unos ojos que hace mucho no veía y que siempre teme por ver, son los que le avisan que algo malo pasó. Son esos ojos azules que tenía cuando murió Ivanov, esos orbes que están dilatados y rojos, con una expresión triste, desolada y cansada, señas de que se rinde. Todo eso empieza a ser una herida en el corazón de Conway.

Lo toma de las mejillas y le dice — ¿Qué pasa Viktor, por qué lloras?— ruega que sea por otra cosa y que no sea por lo que está pasando en su mente ahora mismo.

Echoes of Silence || Volkway +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora