CAPÍTULO ÚNICO

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Ya había puesto en su canasta algunas cosas que podría cocinar para la mañana siguiente como desayuno. Ella misma sabía que no era buena cocinando como Gojo, pero al menos quería prepararle algo al otro día. Marín metió un poco de harina para Hot-Cakes ya ideando una forma para que fuera bajo en calorías. Aún seguía preocupada por la leve grasa abdominal que le había salido no hacía mucho, pero hacía lo que podía.

Daba pequeños saltitos mientras no paraba de pensar en que ese momento se asemejaba a vivir juntos, una fantasía que esperaba que se hiciese realidad. Ya había pasado mucho desde que se dio cuenta de su enamoramiento por Gojo, pero su miedo le impedía poder expresarse de la forma correcta. Anhelaba muchas cosas, desde tener citas con él, abrazarlo, ver series y películas, besarlo, y sin vergüenza, también explorar los deseos carnales que la adolescencia traía consigo. Ella misma se consideraba una pervertida, pero nunca lo consideró mucho con Gojo. Lo había visto reaccionar en ocasiones a algunas escenas embarazosas, pero siempre fueron situaciones bastante extrañas y sacadas de lugar. Como en la ocasión en que estuvieron en el Motel. Siempre había sido extremadamente respetuoso con ella, inclusive cuando le tomó las medidas y ella estaba en traje de baño.

Caminó contenta entre los pasillos hasta que vio a Gojo revisando en la parte baja de los anaqueles. Se acercó rápido con una enorme sonrisa.

—¡Allí estás! ¿Conseguiste todo lo que necesitabas, Gojo? —preguntó Marín parándose justo detrás de él—. ¿Qué estás mirando?

Sus ojos se abrieron de sorpresa cuando vio los productos al lado de Gojo. Varias cajas grandes de condones con nombres bastante extraños. «Sexo extremo», «Noche invencible», «Caballo de fuerza», eran algunos de los nombres tan extravagantes de las cajas.

Sintió que su corazón latía más rápido mientras su cara parecía calentarse lentamente. Sus nervios fueron en aumento, y repentinamente sintió su garganta seca, aunque después de un segundo pudo hablar entre tartamudeos.

—Ah, este... ¿Comprarás eso, Gojo? —preguntó nerviosa.

—Sí —respondió, aunque le estaba prestando atención a un producto que tenía entre manos.

—¿Por... por qué?

—Porque no pienso dormir esta noche —declaró con un tono serio mientras veía los productos que estaban al frente suyo.

Marín se sintió aún más nerviosa. Sus piernas no le respondían, por lo que se quedó allí parada por unos cuantos segundos.

—Iré a la caja registradora. —dijo Gojo levantándose y yendo tranquilamente entre los pasillos.

Marín siguió en el mismo lugar mientras su mente daba vueltas en lo que había dicho Gojo. «¿¡Qué está pasando!? ¿¡De verdad los comprará!? ¿Por qué? ¡No se supone que está noche sería así! ¡Oh, Dios me siento tan emocionada...! ¡Espera, esto es muy repentino!», pensó al tiempo que llevaba sus manos a su bufanda para cubrir su rostro. «¿¡Enserio vamos a hacerlo esta noche!?»

Sacudió la cabeza y pronto empezó a caminar en la misma dirección en la que fue Gojo. Caminó entre dos pasillos antes de encontrarlo parado en el medio girando la cabeza.

—¡Kitagawa, pensé que te había perdido! —dijo Gojo con una sonrisa en su rostro—. Bien, creo que es hora de pagar.

Marín no dijo nada y solo le sonrió mientras asentía. Los dos caminaron hasta las cajas de cobro, y Marín ni siquiera se dio cuenta cuando Gojo pagó. Se sintió muy avergonzada por eso, y rápidamente intentó pagarle a Gojo, pero este se negó rotundamente.

Bebidas y condones | Marín x GojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora